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Thursday, November 19, 2020

LOS BUENOS, LOS MALOS Y LOS TRAIDORES

Escribo estas líneas necesariamente antes de la fecha que los lectores las leerán, por razones organizativas. Esto significa que es posible que, al momento de ser leídas, las circunstancias hayan cambiado. No obstante, son tan graves dichas circunstancias que demandan obtener las obligadas "lecciones de la experiencia". Quien no aprende de sus propios errores jamás dejará de cometerlos, una y otra vez.

Comencemos con nuestro ordenamiento jurídico, nuestro basamento legal, creado por el genio de nuestros padres fundadores y admirado por muchos en todo el planeta, como símbolo inequívoco y sólido de estabilidad, equilibrio, libertades, garantías ciudadanas.  Ese admirado conjunto de principios, procedimientos, organización, parte del amor a la libertad, a la tierra y al estilo de vida de los habitantes de la nación, forjada en la lucha por su establecimiento, su defensa y el orgullo por todo ello, resumido en la ofrenda de la vida, si es preciso, para defenderlos, constituye el más grande tesoro nacional.

Ese delicado y al mismo tiempo poderoso andamiaje ha producido la más grande nación en la historia de la humanidad, una prosperidad desconocida por el resto del planeta y la felicidad y el orgullo por su ciudadanía, que se encuentra amenazado de extinción en este momento. El sistema de equilibrios que lo ha hecho sostener y progresar, incluye todo tipo de pesos y contrapesos para que se autodefienda, aunque de repente nos encontramos abocados a que se destruya, que es a lo que se abocan, abiertamente, poderosas fuerzas oscuras de la propia sociedad en complicidad con sus enemigos externos.

Esas fuerzas se han acomodado y escondido dentro de las instituciones que se suponía defenderían, y como un cáncer se han extendido en las instituciones, en los poderes públicos, en las propias fuerzas para su defensa. Para lograrlo hemos sido invadidos por poderes e ideologías cuyo fin es liquidar cualquier defensa de los principios que la sostienen. Esas fuerzas oscuras ahora ven en peligro su existencia y descaradamente no han dudado en lo más mínimo en coludirse con fuerzas extrañas para apuñalar al sistema que se supone defenderían y su primer impulso, cuan cáncer invasivo, es oponerse a quiénes le defienden, representar a sus honrados defensores como mentirosos, monstruos supuestamente asociados a supuestos enemigos, para liquidar la oposición al entreguismo y hacer triunfar la traición verdadera.

Eso hemos visto desarrollarse ante nuestro ojos en los últimos cinco años. La traición viene desde hace más de 60. Se remonta en sus inicios al misterioso asesinato de John F. Kennedy, porque repito, no se trata de Demócratas y Republicanos. Se trata de patriotas y traidores. Y traidores hay en los dos partidos, aunque se han agrupado fundamental y convenientemente en uno de ellos. Y al verse sobrepasados por los patriotas han acudido a un desesperado intento por acabar con los fundamentos de la nación, renegando de los principios que la sostienen y finalmente librando una batalla campal contra el líder que les sorprendió hace cinco años, les ganó la primera batalla en el 2016 y a partir de ahí se ha enfrentado a la peor guerra sucia que se pueda imaginar hasta desembocar en los momentos actuales: un verdadero intento de golpe de estado.

Ese golpe de estado se conspiró por los actores que tienen los medios y la maldad para intentarlo: los traidores en ambos partidos, los funcionarios colocados por años para asegurar la impunidad en los organismos encargados de impedirla y de la seguridad nacional, los manipuladores y operadores de terroristas nacionales e infiltrados, con la entusiasta participación de la prensa y los jefes de una plutocracia tecnocrática que controlan la opinión pública nacional y extranjera y todo ello llegó a su culminación con la pandemia importada de China para desestabilizar la sociedad y la prosperidad, el fraude electoral gigantesco minuciosamente preparado y ejecutado para decretar la victoria amañada de un candidato escogido por su lealtad a la traición, su falta de escrúpulos y su larga hoja de servicios a poderes extranjeros, relampagueantemente "pronunciado" ganador de unas elecciones fraudulentas y cobijado por la prensa y las redes sociales, defendido a capa y espada por quienes debían juzgarle en un proceso financiado por aquellos que desean someter nuestra democracia a los dictados de un gobierno mundial e histéricamente anunciando el fin del mundo si no nos rendimos a su poder, colaborado  por los payasos de la actuación, el deporte y el entretenimiento.

Todo bien rápido, sin dar tiempo a meditar e intimidando a todo el mundo, censurando, mintiendo y simulando sin decoro y tratando de presentar un hecho consumado, sin remedio ni apelación. Si eso triunfa, adiós la República que diseñaron los padres fundadores que por cierto les parece "vetusta y anticuada" a los progres, ansiosos de introducir a gran escala y oficialmente la censura de toda opinión disidente, crear una clientela electoral basada en la dádiva y el empobrecimiento que obligue a aceptar la "ayuda generalizada" y simular la democracia, como algunos de nuestros vecinos, que cuentan para ello con la complicidad de las organizaciones internacionales y demás factores del gobierno mundial, encargado de administrarnos, desaparecer nuestras fronteras e identidad, sustituir nuestros valores por una acomodaticia "igualdad", la práctica de masiva abortización que disminuya la población y facilite el desorden hedonístico y haga reinar un nuevo dueño del mundo, mantenido bajo control del hambre y la penuria. Lo que Hitler no pudo con los cañones, hacerlo con el "progresismo" y la propia colaboración de las victimas hipnotizadas por la verborrea progresista.

La misma resistencia que hizo perder a Hitler con sus cañones, inspirada por el patriotismo y el honor, hará fracasar a los nuevos nacionalsocialistas y un nuevo tribunal internacional será establecido para borrar esa pesadilla. En la historia humana jamás ha triunfado el mal sin una oposición creciente que lo destruya. Como el gran Abraham Lincoln nos enseñó, se puede engañar a todo el mundo una parte del tiempo, a una parte del mundo todo el tiempo, pero no a todo el mundo, todo el tiempo.



Thursday, November 5, 2020

La mentira para consolidar la esclavitud

Los 61 años de la opresión castrista han transcurrido de una narrativa en otra. De cuento en cuento. De justificación en justificación. De mentira en mentira. Lo único que se ha mantenido constante es la opresión, la represión abierta y descarada para mantener a la población atemorizada y al mismo tiempo adormecida por el adoctrinamiento constante. Desde el circulo infantil hasta la universidad, desde el hogar hasta el trabajo, desde la visita médica hasta el entretenimiento. Desde la cuna hasta la sepultura.

La mentira, mientras más grande, mejor. Una de las primeras: 20,000 muertos para lograr la derrota del gobierno de Batista. Esa mentira justificaba los fusilamientos, el "castigo" a los miembros de las fuerzas armadas y policíacas del régimen derrotado, con el fin de iniciar el proceso de intimidación de la opinión pública, que no ha cesado nunca. Eran las bases de la represión inmisericorde contra toda disensión u opinión contraria que se ha consolidado como la herramienta principal del sostenimiento de un poder basado en el miedo.

Las mentiras se sucedieron: ante las "agresiones del imperialismo", nacionalizaciones de todo tipo, confiscaciones de la propiedad, de la banca, de la industria, de la infraestructura agropecuaria, todo sin base legal que no fuese la narrativa de justificar la "legítima defensa" ante las "agresiones". La expedición de Bahía de Cochinos del exilio cubano se convirtió en la "primera derrota del imperialismo en América" para amplificar su supuesta invencibilidad y cuando no hubo otra participación de Estados Unidos que no fuese una tímida ayuda a la organización de los invasores, convertida en traición a esa ayuda al dejarles a la mansalva de las fuerzas castristas de millones de hombres contra apenas 2,000 invasores. Fanfarronería mentirosa.

Ante el retiro del crédito comercial y la sanción financiera por el no pago ni el reconocimiento de la indemnización legal que jamás realizaron al nacionalizar bancos, hoteles, tierras, industrias y todos los activos norteamericanos, convirtieron el tímido embargo comercial en un "cruel y sanguinario bloqueo" para posar de víctimas en el mundo y ante los ojos del pueblo cubano y diseñar el "culpable perfecto" de todas sus insuficiencias, negligencias, desatinos, pésima administración y desastrosa política económica.

A lo largo de esos 61 años de barrabasadas y desastres, de desarticulación de las fuerzas productivas por su irracional manejo de la economía, por su desprecio a las leyes económicas y a la experiencia humana, haciendo siempre todo lo contrario a lo que el resto del mundo gestiona exitosamente para producir a manos llenas, les ha conseguido lo contrario, la pobreza extrema, la disminución absoluta y relativa del nivel de vida de la población, la destrucción de la planta industrial, la desaparición de la infraestructura de acueductos, alcantarillados, red vial, cartera de viviendas, infraestructura hospitalaria y asistencial, deterioro de la preparación profesional y científica, concentración de los ingresos en las manos del conjunto de dirigentes de la tiranía, creación de un sistema de corrupción sistémica y el fracaso más absoluto y palpable de sus ideas, consignas, teorías, políticas e ideología ha sido cínicamente achacado al "cruel bloqueo imperialista".

Todos sus ingresos son dedicados a la actividad policíaca y de vigilancia y represión de la población, a la subversión de otras naciones para exportar su ideología y debilitar a otras sociedades mediante la infiltración de agentes y espías, el adoctrinamiento de sus nacionales para efectuar la subversión y el sabotaje y el enriquecimiento descarado de sus jefes, la satisfacción de sus caprichos, el mantenimiento de mansiones y un nivel de vida de lujo, muy secretamente mantenido, frente a la pobreza general.

La masiva huida de casi 3 millones de cubanos a otros países del mundo les ha permitido crear una industria de enriquecimiento adicional. Los desterrados han sido empujados crecientemente a mantener a sus familiares dentro de Cuba, atenazados por una creciente escasez de alimentos, medios de consumo y artículos de primera necesidad, solamente suministrados por una red de establecimientos de esos productos deficitarios solamente en moneda extranjera. Han diseñado un hábil procedimiento de recepción de esas remesas que no van a las manos de los familiares receptores sino a la banca gubernamental, que le entrega a esos familiares una "representación" de esa moneda extranjera mientras el gobierno hábilmente concentra la moneda real, introduciendo todo tipo de impuestos y cobros de servicio, precios inflados y otros mecanismos que reducen el valor real de cada envío a un porciento disminuido de su valor en moneda extranjera que se apropia por los verdaderos "dueños" del país, que se atribuyen ser dueños también de todo lo que entra a sus fronteras.

 Por supuesto que aquellos habitantes que no tienen parientes en el exterior que les envíen remesas apenas pueden subsistir, mientras los gobernantes se apropian del dinero ajeno de aquellos afortunados que sí los tienen. Al igual que la esclavitud de las brigadas médicas y de otros profesionales, técnicos y especialistas que envían al resto del mundo para cobrar ellos sus salarios, ahora, acostumbrados a imponer reglas de esclavitud, pretenden convertir en esclavos económicos a los que reciben y envían remesas. La esclavitud es el único verdadero "logro" de ese régimen de oprobio, que una vez más, miente descaradamente al acusar a los Estados Unidos de "prohibir" enviar remesas a los familiares en Cuba debido a que Estados Unidos se niega a seguir siendo cómplice de esa esclavitud y reclama que les entreguen las remesas a los receptores no en papelitos y dinero virtual, sino en la moneda real que les envían.

 Esa es la "salvación" del pueblo cubano que el monstruo de Birán y sus cómplices prometieron en 1959. Un pueblo que recibía inmigrantes de todo el mundo que venían a disfrutar de su prosperidad, ahora convertido en un pueblo de emigrantes que escapan de la indigencia y que encima, lo quieren convertir a la esclavitud económica inducida a través de la esclavitud que ejercen sobre los que permanecen en la isla.