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Thursday, July 20, 2017

A dónde lleva la corrupción...

Todos sabemos o al menos intuímos, que la corrupción es mala para la sociedad. Estimula la bajeza, la carencia de dignidad y convierte a los que la padecen en esclavos de los que la utilizan.

Dos formas concretas de impedir la corrupcióm son la transparencia y la vigilancia y oportuna actuación de las agencias encargadas de hacer cumplir las leyes, vertical y horizontalmente. 

Permitir que los que incumplen la ley se salgan con la suya, sin consecuencias, equivale a promover la ilegalidad, un terreno muy propicio para la corrupción.

Hay muchos paises en nuestro mundo, que tiene esa enfermedad viral a flor de piel y por mucho que los periodistas y analistas políticos la denuncien, pues "no pasa nada". El famoso "pantano", que todos queremos secar, no es privativo del D.C.

No pasa nada no puede ser, porque se llega muy lejos. Esto, que acabo de leer en Internet (y cito al autor y la publicación)  es un bandera roja:

España, paraíso fiscal *

Y no solo paraíso fiscal, sino lavadero de dinero negro, punto de transacciones opacas, centro de redes clientelares relacionadas con el crimen organizado, si es que no lo son ellas mismas, bolsa de la especulación y lugar de caza de fondos buitres. Basta con recordar que sigue siendo el país que dobla la media en la UE de billetes de 500 €, esos que el BCE quiere retirar de la circulación porque son un instrumento para actividades ilegales.

Para lo más ilegal ya tienen los otros paraísos fiscales, Panamá, Delaware, Caimán, etc. Muchos de ellos no lo necesitan porque la legalidad les permite "optimizar sus obligaciones fiscales", cosa que no tiene nada en común con los vulgares fraudes. Las SICAV, como los fondos de inversión, son artistas de tales ingenierías.

Otros no precisan de paraísos allende los mares, ni ingeniería fiscal. Es el caso de la Iglesia católica, que no defrauda a Hacienda porque no tiene nada que pagar, al estar exenta de todos los impuestos. Además, puede apropiarse bienes públicos sin tasa a precios irrisorios, con lo cual ahorra mucho de los miles de millones que el Estado (o sea, los contribuyentes) le asigna anualmente. Con esos ahorros pueden los curas difundir la palabra del Señor desde medios audiovisuales caracterizados por la dulzura de su mensaje cristiano. Es de esperar que, en algún momento, la Iglesia explique a la ciudadanía por qué da a Dios lo que es del César. Será quizá cuando se recuerde que la revolución francesa se produjo porque la gente estaba harta de pagar impuestos mientras los nobles y los curas no lo hacían. Como aquí.

Cuando se destapan asuntos de corrupción (prácticamente todos los días) se descubren historias inverosímiles, relaciones peligrosas, tipos nauseabundos, complicidades oscuras. Algunos casos son tan perversos que meten miedo, como el de las cloacas de Interior. Otros parecen más de un hampa con ínfulas de señores, como el de Blesa. Y otros conectan directamente la corrupción con el fenómeno de masas más característico de los siglos XX y XXI. Los tres tienen en común esquilmar los dineros públicos de los que debieran rendir cuentas minuciosas. Uno para fabricar pruebas falsas contra los adversarios políticos; otro para ir a cazar hipopótamos; y el otro, para  darse la vida padre e hijo.

Las cloacas de Interior son la típica ocurrencia de quien redactó esa infame Ley Mordaza, que sigue sin ser derogada, gracias a la inutilidad de la izquierda (la mitad de ella, muy vociferante) y quien condecora estatuas de la virgen. Es evidente que el hombre no está enteramente en sus cabales y es un sectario y un fanático. O sea, un orate. Una persona así es un peligro público y si, además es el responsable de la seguridad colectiva, el peligro puede materializarse de cualquier modo, por repugnante y delictivo que sea.

La historia de Blesa, que ahora queda judicialmente concluida, ya solo interesará por sus facetas humanas, si las hay. Desde el punto de vista político, su suicidio interpela directamente a Aznar que fue quien lo puso al frente de Caja Madrid y lo mantuvo, al tiempo que obtenía diversos tipos de contrapartidas. Todo como prueba de su fabulosa capacidad para dar con los más ladrones e inútiles en los puestos de mando: Rato, Blesa, Rajoy.

El caso de Villar no me inspira nada, pues ignoro todo del fútbol. Supongo que el presidente de los sobresueldos, fervoroso hincha, hará las correspondientes y profundas reflexiones sobre este nuevo caso aislado que le toca de lleno en su más cara afición y deja muy claro el desprecio de estos sinvergüenzas por los intereses del común.

En esta situación es un verdadero sarcasmo que el Tribunal de Cuentas inicie un procedimiento para ir contra el patrimonio de tres dirigentes independentistas de la Generalitat. Ese tribunal tiene entre sus miembros a una ex-ministra de Aznar, un hermano del mismo Aznar y un cuñado o cuñada de algún otro mando del PP. Una desvergüenza alucinante. Un tribunal que, como el Constitucional o la Audiencia Nacional, son nidos de corruptos y vendidos al poder. Eso explica que en lugar de abrir diligencias para que la sarta de ladrones del PP devuelva los cientos y miles de millones que ha defraudado, malversado o desviado, se apreste a avalar una injusticia clamorosa que puede provocar un conflicto mayor en Cataluña.


·        *  Ramón Cotarelo, “La República Catalana” 
  

Wednesday, July 5, 2017

Importancia del Bienestar en la Vida Humana


Cuando se habla de bienestar, muchas veces se piensa solamente en las cualidades de la vida material. En esa línea de pensamiento, aquellos que más elementos materiales disponen para disfrutar su vida pues debían ser forzosamente los que mejor se asocien al bienestar. Pero cuando se revisan los datos y elementos reales resulta que no son necesariamente los que más tienen, los que más se sienten asociados al bienestar. De dónde se refuerza el concepto de que el bienestar no está asociado, necesaria y únicamente, al bienestar material.

Los seres humanos somos seres sociales, que vivimos en mutua inter-acción con el resto, particularmente de nuestro entorno. Para la inmensa mayoría,  primeramente la familia, y sucesivamente los círculos de seres alrededor de nuestra vida cotidiana: los compañeros de trabajo, los vecinos, la comunidad en que vivimos, son los más comunes.

Por ello debía inferirse que el bienestar resulta del disfrute del tiempo con los que compartimos nuestros afectos. Para disfrutar del tiempo (muy diferente de pasar el tiempo) es necesario que nuestros sentidos estén prestos a hacerlo. No podríamos disfrutar tiempo con quienes no nos caen bien o cuando hacemos cosas que no nos agradan en compañía de otros con quienes debemos hacerlo por pura obligación social.

Esto retrata un problema: una buena parte del tiempo de que disponemos lo pasamos trabajando. Y trabajamos porque necesitamos hacerlo para sostener nuestra familia y tener una vida material. Por lo que muchos ven ese tiempo como una especie de obligación, no siempre agradable, que hacemos puramente por esa necesidad socio-económica.

La contraparte de este problema es para los que nos ofrecen el trabajo: Nos pagan por hacerlo y esperan de nuestra parte la mejor aptitud y actitud para que les resulte económicamente sostenible. Cuando esto deja de ser cierto, aparece el despido, que nos hace ver la antigua obligación de ir diariamente al trabajo como una especie de bendición perdida. Dice el dicho que no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde.

Pero esta bendición perdida lo es también para el empleador, que deja de contar con nuestra habilidad, experiencia adquirida y entrenamiento y se ve obligado a contratar a otro trabajador a quien debe de entrenar, hacer sentir mínimamente confortable para que haga bien su trabajo y ofrecerle una remuneración suficientemente atractiva para que adquiera y cumpla esa diaria obligación de ir a trabajar.

Hace mucho tiempo que empleadores y empleados convergieron en un punto: la jornada de trabajo no puede ser tan agotadora (en tiempo y/o esfuerzo) que deje tan exhausto al trabajador que le impida renovar sus capacidades en el descanso diario y de fin de semana. Si esto no se cumple, sencillamente el trabajador tendrá rendimientos decrecientes, afectando a la compañía. Y ambas partes consideraron las vacaciones como un remedio necesario, como un proceso de renovación más sólido de las capacidades desgastadas.

Las vacaciones están diseñadas para esto porque se expande la rutina diaria con el conocimiento de otras  latitudes y lugares, lo que hace  generalmente con su familia y estrecha esas relaciones necesarias de cónyuge, hijos y padres y reconforta mental y físicamente a quiénes las disfrutan.

A pesar que la mayoría sabe que esto es así, la vida real nos ofrece estos datos:

1.- Más del 60% de nuestra población trabaja más de 40 horas por semana y no utiliza unos $20 Billones en días de vacaciones cada año.
2.- De ellos, un 40% trabaja semanas de más de 50 horas
3.- La población laboral actual trabaja anualmente un período de casi cuatro meses más  que la población de 50 años atrás.
4.- Un 26% no toma vacaciones, con la correspondiente estela de problemas de salud, de alto “stress” que a su vez retro-alimenta la “quemazón”, la falta de sueño, las enfermedades del corazón, la diabetes, el hipertiroidismo, las úlceras gasto-intestinales y una lista enorme de otras, muchas de las cuales retro-alimentan otras enfermedades.
5.- Hay un impacto en el costo de los sistemas de cuidado de la salud, en las relaciones familiares y un precio muy caro que pagan tanto los empleados, como los empleadores que tienen que enfrentar las ausencias, las caídas en el rendimiento y otras.
Ahora se puede entender por qué las vacaciones son un elemento importantísimo no solamente para el empleado, sino también para el empleador. Las estadísticas derivadas de investigaciones en este campo enseñan que el 80% de los que regresan de las vacaciones se sienten rejuvenecidos, reconectados son su familia y amigos, con una visión mucho más positiva de su trabajo. Una sencilla prueba: utilice Google y solicite “efectos de tomar tiempo libre”.

En español:

 Hay unas tres veces más respuestas en inglés, por razones obvias en el uso del idioma en Google.. Como quiera que se analice,  resultan abrumadores los estudios y resultados de las vacaciones, tanto para los empleados como para los empleadores.