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Wednesday, July 5, 2017

Importancia del Bienestar en la Vida Humana


Cuando se habla de bienestar, muchas veces se piensa solamente en las cualidades de la vida material. En esa línea de pensamiento, aquellos que más elementos materiales disponen para disfrutar su vida pues debían ser forzosamente los que mejor se asocien al bienestar. Pero cuando se revisan los datos y elementos reales resulta que no son necesariamente los que más tienen, los que más se sienten asociados al bienestar. De dónde se refuerza el concepto de que el bienestar no está asociado, necesaria y únicamente, al bienestar material.

Los seres humanos somos seres sociales, que vivimos en mutua inter-acción con el resto, particularmente de nuestro entorno. Para la inmensa mayoría,  primeramente la familia, y sucesivamente los círculos de seres alrededor de nuestra vida cotidiana: los compañeros de trabajo, los vecinos, la comunidad en que vivimos, son los más comunes.

Por ello debía inferirse que el bienestar resulta del disfrute del tiempo con los que compartimos nuestros afectos. Para disfrutar del tiempo (muy diferente de pasar el tiempo) es necesario que nuestros sentidos estén prestos a hacerlo. No podríamos disfrutar tiempo con quienes no nos caen bien o cuando hacemos cosas que no nos agradan en compañía de otros con quienes debemos hacerlo por pura obligación social.

Esto retrata un problema: una buena parte del tiempo de que disponemos lo pasamos trabajando. Y trabajamos porque necesitamos hacerlo para sostener nuestra familia y tener una vida material. Por lo que muchos ven ese tiempo como una especie de obligación, no siempre agradable, que hacemos puramente por esa necesidad socio-económica.

La contraparte de este problema es para los que nos ofrecen el trabajo: Nos pagan por hacerlo y esperan de nuestra parte la mejor aptitud y actitud para que les resulte económicamente sostenible. Cuando esto deja de ser cierto, aparece el despido, que nos hace ver la antigua obligación de ir diariamente al trabajo como una especie de bendición perdida. Dice el dicho que no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde.

Pero esta bendición perdida lo es también para el empleador, que deja de contar con nuestra habilidad, experiencia adquirida y entrenamiento y se ve obligado a contratar a otro trabajador a quien debe de entrenar, hacer sentir mínimamente confortable para que haga bien su trabajo y ofrecerle una remuneración suficientemente atractiva para que adquiera y cumpla esa diaria obligación de ir a trabajar.

Hace mucho tiempo que empleadores y empleados convergieron en un punto: la jornada de trabajo no puede ser tan agotadora (en tiempo y/o esfuerzo) que deje tan exhausto al trabajador que le impida renovar sus capacidades en el descanso diario y de fin de semana. Si esto no se cumple, sencillamente el trabajador tendrá rendimientos decrecientes, afectando a la compañía. Y ambas partes consideraron las vacaciones como un remedio necesario, como un proceso de renovación más sólido de las capacidades desgastadas.

Las vacaciones están diseñadas para esto porque se expande la rutina diaria con el conocimiento de otras  latitudes y lugares, lo que hace  generalmente con su familia y estrecha esas relaciones necesarias de cónyuge, hijos y padres y reconforta mental y físicamente a quiénes las disfrutan.

A pesar que la mayoría sabe que esto es así, la vida real nos ofrece estos datos:

1.- Más del 60% de nuestra población trabaja más de 40 horas por semana y no utiliza unos $20 Billones en días de vacaciones cada año.
2.- De ellos, un 40% trabaja semanas de más de 50 horas
3.- La población laboral actual trabaja anualmente un período de casi cuatro meses más  que la población de 50 años atrás.
4.- Un 26% no toma vacaciones, con la correspondiente estela de problemas de salud, de alto “stress” que a su vez retro-alimenta la “quemazón”, la falta de sueño, las enfermedades del corazón, la diabetes, el hipertiroidismo, las úlceras gasto-intestinales y una lista enorme de otras, muchas de las cuales retro-alimentan otras enfermedades.
5.- Hay un impacto en el costo de los sistemas de cuidado de la salud, en las relaciones familiares y un precio muy caro que pagan tanto los empleados, como los empleadores que tienen que enfrentar las ausencias, las caídas en el rendimiento y otras.
Ahora se puede entender por qué las vacaciones son un elemento importantísimo no solamente para el empleado, sino también para el empleador. Las estadísticas derivadas de investigaciones en este campo enseñan que el 80% de los que regresan de las vacaciones se sienten rejuvenecidos, reconectados son su familia y amigos, con una visión mucho más positiva de su trabajo. Una sencilla prueba: utilice Google y solicite “efectos de tomar tiempo libre”.

En español:

 Hay unas tres veces más respuestas en inglés, por razones obvias en el uso del idioma en Google.. Como quiera que se analice,  resultan abrumadores los estudios y resultados de las vacaciones, tanto para los empleados como para los empleadores.

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