Los “progres”
son una estirpe de naturaleza extremadamente engañosa.
Crearon la Guerra
de Secesión por su tozudez en mantener la esclavitud contra la cruzada antiesclavista
de Abraham Lincoln. Era para “proteger a los esclavos” que no podrían vivir sin
su “ayuda”.
Y después de
perder la guerra, finalmente lograron asesinar a Lincoln.
Desde siempre los
“progres” han sido opuestos a la Constitución creada por nuestros padres
fundadores.
Una manía
sistemática de crear “principios”, “derechos” y otros extremos que pongan en jaque
los verdaderos principios establecidos, que han demostrado su solidez, su practicidad,
su empuje creativo, su impulso a la prosperidad y han sido el caldo de cultivo
para sostener una sociedad basada en la Ley, el Orden, la Libertad, el fomento
del emprendimiento y de la prosperidad, basada en la libre competencia, legal y
abierta.
Ese empeño
obstinado de modificar la sociedad a su leal saber y entender, fue aprovechado
por la incompetencia gubernamental republicana que llevó al crac bancario de
1929. Lograron apoderarse de la Casa Blanca en 1932. Dedicaron esa década al avance de su agenda
con la creación de la Seguridad Social, con un gigantesco plan
de Obras Públicas destinado a demostrar la superioridad de la economía
dirigida por el gobierno, por encima de la privada.
El
“descubrimiento” de la creación de las “palancas monetarias”, del
“empuje a la demanda mediante estímulos a la
impresión monetaria sin respaldo” y demás “herramientas” contra la libertad
económica, fue introducido en Inglaterra por Keynes y ampliamente utilizado por
los progres.
Esos mecanismos, unidos a
su constante y creativo proceso de creación de nuevas “herramientas” de
compensación “histórica” a las minorías, determinaron su conocido mecanismo
llamado “la economía de la plantación”.
Ese proceso, mediante la
cual el dinero público de los impuestos que pagan todos, compran su dominio del
voto electoral de esas minorías con el dinero público, les permite acceder y mantenerse
en el poder político para un constante privilegio a sus líderes y ayudantes
pertenecientes a sus filas.
Como si fuese poco,
Stalin en Yalta, recibió de sus manos el regalo de Europa del Este.
Por supuesto, eso demandó
la creación de un sistemático impulso y desarrollo a la industria de la
defensa, pilar del complejo militar-industrial que muy bien definió el presidente
Eisenhower y que es el fundamento de la corrupción del aparato federal, por
encima del voto y la elección popular.
Esa enorme y siempre
creciente masa de funcionarios federales, que solo responden a sus propios
intereses y a alimentar constantemente el presupuesto. Ese desarrollo
armamentista genera otros muchos fenómenos ajenos a este trabajo, pero
determinantes de esa necesidad constante de fabricar y utilizar armas y
prepararse para una defensa creciente.
Toda esa distorsión de
nuestra forma de gobierno, muy alejada de lo concebido por nuestros padres
fundadores es la consecuencia de la creación de un tipo nuevo de clase
dominante: los políticos, que han sustituido los principios de la
libertad mercantil por un complejo sistema de regulaciones, permisos,
burocracia absoluta, donde la voluntad popular ha quedado perdida, tornando la
libertad mercantil en un gobierno socializante y a la conveniencia de esa
especie de mafia política, apropiada del poder real.
El resultado está a la
vista: una reducción continua y sistemática del valor real del
dinero, compensada para los burócratas y la clase política por mecanismos
financieros y bancarios, pero aplastante para el ciudadano común: ¿Cuántos
alimentos compraba con un dólar cuando comenzó este secuestro del
poder político en los años 30 y cuánto compra hoy?
¿Cuánto le costaba su vivienda y cuánto le
cuesta hoy?
¿Cuánto su auto? Y ¿Cuánto sus medicinas?
Y, cabe la
pregunta: ¿Hasta cuándo podrán seguir haciendo eso?
Ya ese proceso ha
caído en crisis en Argentina, entre otros muchos lugares donde se ha empleado
por casi 100 años.
¿Todo seguirá igual?
Ya muchos
“apadrinados” en la “plantación” se han dado cuenta del cepo en que pretenden
mantenerlos y un contemporáneo proceso de regresar a la libertad está en
marcha…
Hubo un candidato
Republicano en una entrevista que afirmó que “se respira un aire similar al de
1976”.