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Saturday, August 29, 2020

La Economía: Ciencia, Arte, no Chapucería

 

La Economía: Ciencia, Arte, no Chapucería

En términos generalmente aceptados, las profesiones humanas se pueden clasificar en dos grandes áreas: las que pertenecen a las "Ciencias" y las que pertenecen a las "Artes".

"Ciencia" es un conjunto de relaciones de causa-efecto, establecidas mediante la observación, el experimento o ambas cosas. Las Matemáticas, la Física, la Biología y la propia Economía son buenos ejemplos. La excepción al cumplimiento de esas leyes descubiertas, escritas y catalogadas es un fenómeno muy raro y cuando ocurre causa asombro y genera una curiosidad científica para poder explicarlo y comprenderlo.

"Arte" es la aplicación de gustos, principios, acciones, métodos, procesos, para obtener un resultado que satisfaga al "artista" primero y a los demás seres humanos que lo vean, aprecien, comprendan, y compartan esos gustos, después. Ello genera seguidores y antagonistas. Está basado en la apreciación subjetiva. La pintura, la escultura, la literatura, la cinematografía son ejemplos elocuentes de un Arte. La visita al cine, a museos, a centros de arte y otros lugares similares, pone al público en ese papel interpretativo y apreciativo, independiente de la preparación que tenga el visitante para hacer una evaluación, aunque sea íntima, de lo que plasmó el artista, ya que a diferencia de la "Ciencia", que apreciarla requiere una preparación previa, gusto tiene todo el mundo, cultivado o no. Y qué decir de las opiniones. Sustentadas o no.

Hay un terreno en el medio porque la aplicación de las Ciencias al manejo humano en ciertas profesiones y actividades como la Atención Médica, la Economía, la Arquitectura consiste en aplicar los principios, las leyes científicas, combinando los efectos de aplicar unas leyes con otras, induciendo efectos que contradicen o limitan otros efectos para atemperar o estimular ciertos resultados predeterminados. Así se consiguen innovaciones asombrosas. Un avión es más pesado que el aire, pero combinando acciones de otras leyes físicas se consigue que permanezca volando.

Otro ejemplo clásico es en la Medicina, cuyos conocimientos científicos se aplican en forma casuística a cada paciente. No hay dos pacientes con el mismo tratamiento, porque el tratamiento es ciencia aplicada, y el uso de los medicamentos depende de factores subjetivos de la apreciación del Médico, como son la edad, el estado físico, los padecimientos anteriores, y muchos más elementos del paciente, que le establecen al Médico una especie de "conjunto de soluciones" dónde la experiencia, la inteligencia y la creatividad fijan las proporciones aplicadas del tratamiento.

Esto da pie, como en toda actividad humana, a las evaluaciones del ejercicio de la profesión. De ahí surgen las "segundas opiniones" en la Medicina, las críticas y el apoyo a las soluciones económicas, que llamamos "políticas económicas", la crítica literaria, la cinematográfica, la teatral, entre otras muchas. La sal de la vida social es la crítica y la contra crítica, lo que da pie a que muchas personas hagan críticas de actividades, actuaciones o políticas, aunque su base científica, metodológica, artística, económica, o de la que se trate, no tenga fundamento alguno ya que la persona carece de la preparación correspondiente, pero eso no limita su capacidad de criticar, ni limita que otros le escuchen y respalden o a su vez le critiquen. Opinar es una actividad humana frecuente, independiente de la fundamentación.

Pero no importa la interpretación, el gusto personal, o la afiliación a una determinada escuela de pensamiento, partido político, religión, club social o cualquier otra agrupación humana, hay parámetros objetivos para medir el resultado de una aplicación humana, ya sea en la ingeniería, la política, la economía, o en cualquier otro sistema que produzca un resultado. Un aparato de aire acondicionado funciona o no, tiene la capacidad de acondicionar la temperatura y la humedad ambiental en un lugar o no, independientemente de que el vendedor nos quiera influenciar a favor, y otros en contra.  Un tratamiento médico cura al paciente o no. Una construcción cumple satisfactoriamente los objetivos para los que fue creada, o no. Una política económica funciona o no.

Las segundas opiniones y las apreciaciones no tienen lugar, ni sentido alguno, cuando se trata de medir los resultados. En el caso de la Economía y las políticas económicas, que se ocupa de las proporciones en la aplicación de las leyes económicas, hay un fenómeno muy distorsionador: la política. La política, la agenda socio-política y los intereses de grupo que representan, muchas veces desconocen por completo las leyes básicas de la economía, que predicen su fracaso, pero se apela a factores ajenos, como los sentimientos humanos, los intereses de grupo, el engaño puro y simple y otros resortes para esconder los efectos que tendrán esas políticas, se exageran los beneficios y se esconden los resultados negativos, como verdaderos "encantadores de serpientes" aplicando esos trucos a un público inocente y sin preparación, o fanatizado por un partido o por ideas preconcebidas.

El progreso medible en el estado de la Economía Nacional no importa lo que diga el vendedor de la política específica o sus contrarios, ese es el único verdadero criterio, al igual que en el aparato de aire acondicionado, o en el resultado del tratamiento médico.  Su resultado favorable o desfavorable, no importa lo que diga el vendedor de esa política o sus competidores, es la prueba ácida. Como ciudadanos somos consumidores de esas políticas para aprobarlas o desaprobarlas y luego las disfrutaremos o seremos víctimas de sus resultados. Y la política, a diferencia de la economía, no presenta un vínculo directo e inmediato entre el criterio y el resultado, materialmente hablando.

El objetivo esencial de la especie humana es la vida plena, en las mejores condiciones, asegurando un proceso de reproducción ininterrumpida y ampliada de la vida social, económica, familiar y nacional. Los seres humanos carecen de una religión, ideología o principios ético-morales originados por la naturaleza misma, sino que ellos son adquiridos por el intercambio con el grupo social al que se adscriben, y nada tienen que ver con esa esencia natural, sino con la psiquis humana. Desde que los seres humanos dejaron de ser animales irracionales aprendieron las ventajas de la vida social, de la especialización para el logro de mejores resultados con el mínimo esfuerzo y de la importancia del progreso permanente de los sistemas de producción, la organización de ellos y cómo el criterio de la prueba y el error es infalible para tomar decisiones de todo tipo.

Es parte de la naturaleza humana el orgullo por los mejores resultados, el intercambio material de equivalentes lo más equilibrados posibles y permanecer alertas ante aquellas convocatorias a actos contrarios a su propio interés a corto, mediano y largo plazo. La familia, la comunidad con otros seres humanos inmediatos constituyen la base de su sentimiento primario de seguridad. Defender a los suyos y defender sus posesiones es un sentimiento surgido espontáneamente. Eso no necesita ser enseñado.

El gran efecto influyente de la vida socioeconómica es la política. Los partidos políticos son agrupaciones de individuos ligados por aspiraciones, intereses y objetivos comunes. La inspiración de ellos es lo que comúnmente llamamos ideología, ese amalgamado conjunto de elementos que define la forma y manera de ver la naturaleza, la vida social, las aspiraciones, los objetivos y otros muchos detalles, que determinan que los individuos sientan atracción o repulsión por lo que un partido político proclama, programa y acciona. La base o el fundamento de la mayoría de esas ideologías se ha ido transformando en el tiempo. Originalmente su mayor componente eran las creencias religiosas y los intereses primarios elementales. Posteriormente se fueron introduciendo intereses de grupo que empezaron a ser sostenidos y fundamentados por escritores con muy diverso origen y formación, los cuáles, a su vez, inspiraron a otros individuos a liderar acciones que transformaron la vida social e institucional, transformando las formas de gobierno con una amplia gama de soluciones alternativas.

A partir de ese instante surgieron dos términos desconocidos anteriormente: la derecha y la izquierda. Aquellos decididos a impulsar cambios más radicales y basados en sentimientos justicieros que racionales, se agruparon en la izquierda y aquellos más propensos a conservar los valores tradicionales, más preocupados por los resultados, en la derecha.  Los autores conservadores se dedicaron a estudiar los valores intrínsecos de la libertad que significa libertad de concurrencia, de comercio, de contratación laboral y se definió la ideología conservadora, llamada de otras muchas maneras, pero esencialmente libertad, que lleva implícita la mínima coerción y, por tanto, el gobierno mínimo, solo es indispensable para mantener la administración, defender al país y ayudar a los incapacitados, dejando toda iniciativa productiva en manos privadas, los dueños del capital inversor y creadores de la eficiencia y del ejercicio supremo de libertad individual y colectiva.

En la orilla contraria se agruparon los propensos a asegurarle protección a las clases sociales menso privilegiadas, dependientes de trabajar para otros, aspirantes a ejercer la ingeniería social, desfacedores de los entuertos que produce la espontaneidad libertaria, y administradores de un poder público que debía regular la iniciativa privada a favor de asegurarle a la mayoría, no poseedora de capital, un nivel de vida y subsistencia mínimo, condiciones de trabajo y vida independientes de su posición en la vida productiva, edificaciones con regulaciones que permitan que los menos favorecidos vivan lo mejor posible, y todo lo que de ello se desprende en educación, asistencia médica y socio-económica, seguridad social, y otras.

Mientras que la evolución del pensamiento político fue relativamente lenta desde los inicios de la civilización, a partir de ese instante surgieron ideólogos del asalto al poder en beneficio de una redistribución violenta de la riqueza social que terminó en el extremo comunista: borrón y cuenta nueva social. Despojo de las riquezas a quienes las poseen, a favor de distribuirlas "igualitariamente" entre los que no las poseen, borrar las diferencias sociales mediante la desaparición de los poseedores y finalmente hacer infinito ese asalto al cielo, creando una sociedad comunista igualitaria, con un partido político único y monopolista del poder, desapareciendo la vida espiritual y religiosa, consagrando todas las mentes en servir a ese grupo "elegido" que tiene, detenta y utiliza el monopolio del poder, de la fuerza, de la violencia, todo ello bautizado "la dictadura del proletariado".

Previa a esa violenta sustitución del orden social hubo los que llamamos "socialistas utópicos", siempre enfocados al igualitarismo (obsesión izquierdista que como un virus original, genera todo lo demás) que bucólicamente llegaron a pensar que los mares se convertirían en limonada, las lágrimas en perlas y otras lindezas similares, que finalmente desembocaron en la violencia extrema de toda Revolución, fusilamientos en masa, hambre masiva, campos de concentración y muerte lenta que han costado millones de muertes.

Independientemente (y sin ignorar el altísimo costo humano de esa supuesta sociedad) de todo eso hay un fenómeno que los ideólogos ocultan deliberadamente. Ese tipo de sociedad "igualitaria" no produce resultados ni medianamente satisfactorios. La mismísima clase social "humilde" vive mucho peor que en el capitalismo mercantil; todos, absolutamente todos, los indicadores de la Economía Nacional son inferiores en términos absolutos y relativos a las Economías de Libre Mercado, el nivel de vida global es inferior, el desarrollo científico es inferior, la prosperidad es dudosa, el nivel de vida es una vergüenza. Solamente falta cerrar los ojos y comparar a una sociedad con otras, sin siquiera saber subjetivamente los nombres. Y no hablemos de la tiranía que ocurre automática e inmediatamente, cuando un grupo de personas tiene un poder absoluto sin dar cuenta de sus actos a nadie y una sociedad entera tiene que aceptar "gustosamente" lo que le ordenan.

Ahora hay una nueva mentira: el socialismo "democrático" que nadie sabe qué significa pues la base existencial del socialismo impide ese concepto de democrático, ya que democracia es participación, mientras que el socialismo es exclusión. Independientemente de las mentiras propagandistas de los regímenes socialistas, todos con una clase dirigente corrupta por el ejercicio eterno e indiscutido del poder.

En otras palabras: es un diseño social fracasado que no funciona, no ha funcionado y no puede funcionar en ninguna parte, porque está basado en la fuerza, en el voluntarismo indiscutido de los que mandan, en el sojuzgamiento de los supuestos liberados, en la más fracasada utilización de las tecnologías de producción y distribución, en la ausencia absoluta de la competencia como fuerza motivadora del desarrollo y la eficiencia y en la ausencia de la participación del alma humana para mejorar la familia y la vida social.

 

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