La sociedad es un fenómeno primariamente material.
Encima de lo material surge todo lo demás y sin lo material, todo lo demás
desaparece. Esa simple verdad ha sido sistemáticamente ignorada por las élites
socialistas que, llegando al poder, se dedican sistemáticamente a negar esa
verdad, en sus cotidianas acciones. La excusa: quitar el poder económico a las
clases sociales hasta ese momento dominantes y que poseen las palancas de la
creación de la riqueza: el capital, la tierra, el subsuelo minero, las
instalaciones industriales, la flota mercante, la flota pesquera, y otros.
Como en realidad lo que pretenden es someter a su
voluntad y poder absoluto a toda la sociedad, también se privan de la propiedad
privada a los medios de comunicación, al sistema educacional, al ejercicio de
la defensa legal, a las instituciones profesionales, y a toda otra organización
o medio que pueda defender a la sociedad frente a la tiranía a ser implantada,
incluyendo a la propia clase obrera y campesina, que ellos proclaman ser los
autores de la instauración. Para imponer la tiranía pues también se despoja a
la sociedad de sus medios de defensa cívica y se anestesia a las clases
sociales con la creación de instituciones que "agrupen" a las
diferentes capas y estamentos, pero todas sometidas al puño de la tiranía,
prohibiendo todo otro tipo de organización social, cívica o profesional que no
sea la oficial.
Este macabro proceso es descrito como la "obra
revolucionaria" y ha sido seguido al pie de la letra por toda sociedad
sometida a la bota comunista, que ellos llaman "socialista" al
principio del proceso con el fin de asustar menos a los tontos que se lo creen,
pero que no están totalmente subordinados…todavía. Y que como buenos
"tontos útiles" les servirán de defensores frente a otros inocentes
que no han entendido que caminan hacia el calvario.
En ninguna sociedad "socialista" o programa
para instalarla existe plan alguno para desarrollar la economía, para asegurar
el mantenimiento del nivel de vida promedio y mejorarlo, para desarrollar esos
medios creadores de la riqueza social que ellos nacionalizarán y que
irremediablemente serán mal administrados, desaprovechados, abandonados a su
suerte y generalmente dejados a morir por falta de mantenimiento y menos por reinversión.
Porque en realidad eso no les interesa. Saben perfectamente lo que únicamente
les interesa: el poder absoluto y para siempre. Con ese poder absoluto el grupo
de "dirigentes" vivirá como príncipes, hasta morir en su cama, sin
que nadie les ponga en peligro sus privilegios y el resto, ya se las arreglará
como puedan, mientras la maquinaria propagandista ahogará la verdad: que
vivirán peor cada día hasta llegar al límite. Esa es la causa general de
desaparición del socialismo: la implosión debida a su propia incapacidad.
En el caso castrista esa crónica del desastre comenzó
el propio día que dejó de existir el régimen anterior. Las huestes
"revolucionarias" comenzaron inmediatamente el saqueo de los lugares
propiedad de personajes del régimen anterior, se decretó el presidio y
ajusticiamiento de muchos de sus oficiales militares por tribunales
"revolucionarios" y se creó el Ministerio de Recuperación de Bienes
Malversados para confiscar todas las propiedades, negocios e intereses de
entidades que la dirección "revolucionaria" considerase de
"turbia" procedencia. El despojo había comenzado. La intimidación de
los que se opusieran y la supresión de libertades, también.
Se hicieron dos "reformas agrarias". Una
primera para propiedades de extensión agrícola de cierto tamaño, justificada
por el principio de "la tierra para quien la trabaja" cuyo verdadero
fin era quitarle todo poder económico a la clase social de mayores ingresos en
ese sector, incluyendo todo tipo de explotación agrícola, ganadera, cafetalera,
cañera, y de cualquier otra clase. Como muchos predios incluían en sus límites
otros muchos negocios, ellos fueron también nacionalizados. Fue un primer golpe
serio a la creación de riqueza pues pasaron a controlar esas propiedades
personas sin ninguna preparación administrativa, comercial o económica, y cuyo
único fin era ajeno a la producción, era asegurar someter a aquellos incluidos
en esas propiedades. Sesenta y dos años después todavía no les interesa
producir sino impedir que produzcan los campesinos y pequeños propietarios.
Concluidos esos dos pasos de confiscación de las propiedades
en la vida rural, iniciaron "planes especiales de desarrollo" con la
excusa de organizar cosas como el "Cordón de La Habana" para producir
café y otro tipo de productos agrícolas para abastecer la ciudad,
"cordones lecheros" con empresas de ordeño mecánico y otras bellas
ideas para aprovechar la tierra. La verdadera finalidad: terminar de
"raspar" la olla de la pequeña propiedad campesina
"incorporando" esas miles de pequeñas propiedades a esas granjas
estatales, "indemnizando" a los antiguos propietarios con un ingreso
mensual, pero a cambio de lo cual debían trabajar 8 horas diarias en la granja
estatal correspondiente. Esa tomadura de pelo que se trataba de convertir en
obreros agrícolas privados de propiedad a los antiguos propietarios fue objeto
de un torrente de cantaletas y odas a la Revolución, dándole la gracias por
despojarlos de su propiedad. Típico de la propaganda comunista: llamar amor a
la crueldad y paz a la guerra.
Mientras eso sucedía a lo largo del país en un proceso
que duró algunos años para culminar el despojo, pues se fue confiscando al
resto de la economía. La Banca, nacional y extranjera, las empresas de
transporte, las instalaciones aero-portuarias, la industria petrolera y minera,
las minas y plantas procesadoras de níquel, manganeso y todo otro material del
suelo y el sub suelo, los fertilizantes, la industria ligera, es decir, toda
propiedad de producción de bienes y servicios fue cayendo, ineluctablemente, a
lo largo del primer decenio de la destrucción revolucionaria. Por el camino se
aprovechó para despojar de toda propiedad a las entidades de procedencia
extranjera, particularmente la norteamericana, desde fecha tan temprana como
1960, todas sin compensación alguna y a punta de pistola. Típico de los
bondadosos y humanistas "revolucionarios" poco menos que elevados a
la categoría de "santos" por su propia maquinaria propagandística y
la comprada y pagada internacional, unida a los siempre "tontos
útiles" que no se dan cuenta de nada hasta que sus propias cabezas ruedan
en la guillotina revolucionaria.
En el paroxismo maoísta que padeció el Mao cubano, creó
la llamada "ofensiva revolucionaria" en marzo de 1968, en que se les
nacionalizó las máquina de coser a las costureras, los "chinchales" a
los zapateros, y los más pequeños servicios, como burda copia al Gran Salto Adelante
de Mao 10 años antes. En ambos casos resultó en la destrucción total de ambas
sociedades: la china y la cubana. Ambos sabían lo que hacían: destruir. Les
interesó mucho más destruir porque esa destrucción incluía, lamentablemente,
también la destrucción de toda esperanza de restauración de la sociedad
anterior.
Ese "salto adelante" incluyó, en ambos casos
la destrucción de la historia propia, de la cultura, de la educación
transformada en adoctrinamiento, de la formación de profesionales con basamento
científico, de la posibilidad misma de hacer una sociedad viable. La historia
china fue diferente. A la muerte de Mao sucedieron disputas por el poder que
dieron como resultado el acceso al poder omnímodo del Partido Comunista Chino a
personas que cayeron en cuenta que uno de las dos grandes obstáculos al
progreso del socialismo era la ausencia de la propiedad privada y la reinstauraron
como piedra angular del crecimiento económico. El segundo problema está sin
resolver: la ausencia de Libertad y Democracia, la existencia misma del poder
omnímodo y una vez resuelto el primero, pues el segundo se torna imposible de
superar. La existencia de esa contradicción creciente entre la propiedad
privada y la tiranía política es actualmente el centro de la problemática de la
dictadura china.
En el caso de Cuba todos los obstáculos al desarrollo
socio-económico están presentes: la economía en ruinas y el sistema
socio-económico que la maneja son totalmente inexistentes e inapropiados, la
ausencia de Libertad y Democracia, el más absoluto voluntarismo y divorcio de
las necesidades del país con los intereses de la gerontocracia heredera del
poder omnímodo, corrompidamente asociada con una generación nueva de líderes
creados, seleccionados y puestos a dedo para compartir la corrupción y
asegurarle a los miembros de la gerontocracia la muerte serena y en sus camas. El
desastre es tal, que empieza a barruntarse un implosión…ya que ha tornado la
vida normal en una quimera, sin comida, sin salud pública, sin viviendas, sin
servicios sociales, y con una represión cada día más descarnada. No hay mayor
fábrica de disidentes que la propia tiranía. ¿Cuánto
podrá resistir la población sin protestar masivamente y generar la implosión?