Muchas personas no
pueden creer lo que sus ojos y oídos le informan: el castrismo todavía está
vivo. Los tiranos, sus herederos y compinches conservan la capacidad de
reprimir, intimidar, encarcelar y abusar en extremo a la población cubana. Del
lado opuesto resulta asombroso contemplar la relativa conformidad de ese pueblo
abusado, reprimido, hambreado, abandonado a su suerte en las condiciones más
precarias, difíciles e insoportables, sin que haya ocurrido un terremoto
sociopolítico.
¿Como se produce ese milagro de equilibrio entre los abusadores y
los abusados, entre los reprimidos y los represores, entre los hambreados y sus
hambreadores?
Se escuchan montones de explicaciones. Casi tantas como
observadores, analistas y expertos. Todas resultan ciertas e inciertas, los
pronósticos acertados o disparatados…todo es posible y… no pasa nada.
¿O pasa y no nos enteramos?
¿Y pasa, pero es profundamente escondido tras la cortina del
terror?
¿Hasta qué momento se puede sostener esa cuerda floja sin que el
terremoto se desencadene?
De acuerdo con los datos reales de toda índole y fuente, esa
“sociedad” (hay que llamarla de alguna manera) es inviable hace mucho tiempo. Y
lo que resulta más llamativo: frente a la crisis existencial, material,
política, social, humana, hasta psicológica, los tiranos y sus secuaces
arrecian aún más su intolerancia: más multas, más arrestos indiscriminados, más
penurias, más escasez, más abusos, más incapacidad de enfrentar las crisis con
sistemas de salud colapsados, pandemia incontrolada, red comercial más
secuestrada y endiabladamente organizada cruelmente para vender en una moneda
extranjera que a la población le resulta cada vez más difícil acceder, aun con
familiares en el exterior; acueductos y alcantarillados destruidos, sistema
eléctrico decrecientemente incapaz, cartera de viviendas totalmente destruida,
transporte público y privado restringido por falta de combustibles, repuestos y
una administración pública, local, territorial y nacional con una pobrísima
vocación de servicio, una corrupción galopante que enrarece aún más los
sentimientos de la población y una mediocridad antológica de más de 60 años de
desaciertos, mala administración, indolencia, pésima asignación de recursos y
una eficiencia casi nula.
¿Es posible que perdure para siempre ese milagro del equilibrio
desequilibrado?
¿Cuánto puede durar?
¿Como se resolverá ese profundo entuerto?
La lógica más elemental hace pensar que el punto de ruptura del
equilibrio se aproxima, entre otras razones, por la absoluta falta de visión,
de capacidad y de liderazgo real de unos “herederos” de “continuidad” acostumbrados
solo a recibir y ejecutar ciegamente órdenes y que ahora les toca generarlas.
No solo las habituales de reprimir y encarcelar, intimidar y empobrecer, sino la
de diseñar y organizar una estrategia para salir del estancamiento profundo y
emprender la más elemental recuperación. Tal cosa ha probado serles
imposible.
Ante esa realidad solo caben dos posibles escenarios:
Escenario 1. Explosión social. La magnitud será consecuencia de la
reacción de los que detentan el poder y ello puede ser realmente estremecedor.
Frente al hecho hay dos posibles escenarios subordinados:
· 1A Fuerzas desenfrenadas
produciendo un levantamiento que persiga y castigue a los represores, de forma
similar a los sucesos de la caída de Gerardo Machado, lo que determinaría una
escisión importante entre los tiranos, surgiendo nueva dirigencia que convoque
a una conciliación y una salida civilizada, democratizadora y prometedora de
una prosperidad y nuevas formas de gobierno, erradicación del comunismo
fanatizador y algún proceso inmediato de fomento de las fuerzas productivas, el
mercado y las libertades. Una variante posible es una huelga general que
paralice a la tiranía y de paso a la variante 1B.
· 1B Ante el levantamiento
popular inminente una escisión del poder actual que represente un alivio del
fanatismo estúpido y embrutecedor a formas civilizadas de una transición con
intenciones moderadas pero que abra el camino a una abierta discusión sobre la
democracia, las libertades económicas y políticas que logre transformaciones
que lleven adelante las ansiadas libertad económica y sociopolítica.
Escenario 2. Ante la inminencia de la explosión social, la
escisión del poder vigente, con el surgimiento de un nuevo liderazgo que
aparezca como esperanzador para alcanzar el progreso, las libertades y encauce
las esperanzas populares. Este “nuevo” liderazgo puede dar lugar a dos posibles
escenarios subordinados:
· 2A Fuerzas retrogradas y
fanáticas se apoderen abiertamente del poder para recrudecer aún más las
contradicciones actuales, precipitando una verdadera explosión social, muy
cruda, con enfrentamientos violentos, que nadie quiere pero que surgirían por
la estupidez empoderada y la correspondiente reacción popular.
· 2B Fuerzas realistas
tomen el poder desde dentro para aliviar la situación sociopolítica, intenten
cambios paulatinos, libertades apocadas, pero que desencadenen el proceso de
lucha popular cívica sin enfrentamientos violentos y que lleguen a cambios
sustanciales en las libertades personales, publicas, empresariales, económicas
y sociopolíticas en el transcurso de ese camino.
Lo cierto es que la
situación no es halagüeña, ni está exenta de graves problemas, pero es la
consecuencia de 62 largos años de fanatismo, embrutecimiento, mala gestión,
peor estrategia, y una meta centrada en destruir a los demás y no en construir
para sí mismos.
Dañar lo más posible a los Estados Unidos, sembrar esa mala
semilla en el continente, servir de punta de lanza de esa ideología toxica en
cualquier otra parte del mundo siempre fueron, son y serán sus metas. Nunca
fueron, son ni serán, mejorar al pueblo cubano.
*Fernando Dominguez