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Friday, October 3, 2025

¡¡¡¡Ni un cuento más !!!!

            Pese a los innumerables enredos, ensayos, manuales, libros, conferencias, cursos, con que las clases dominantes de cada época histórica que ha vivido la humanidad, han pretendido esconder su esencia, la economía se reduce a crear, consumir, distribuir y acumular los bienes necesarios para vivir. 

            Mantener el continuo flujo de esos bienes para el sostén de la vida, implícitamente se lleva a cabo con un principio básico: cada día debe ser vivido mejor que los anteriores. Por ello es que alcanzar el crecimiento es parte esencial del devenir humano.

            Y de ahí que existe un propósito de recoger las experiencias, acciones, interacciones y palancas que permiten llevar a cabo ese progreso que es en esencia, crear lo más posible con el esfuerzo mínimo indispensable, y su espejo: minimizar el esfuerzo, el gasto requerido para obtener el resultado deseado.

          Ese tesoro de conocimientos, experiencias, métodos, acciones y reacciones es el contenido real de la economía.

            Y desde que la especie humana se fue agrupando para sobrevivir a los peligros, a las agresiones de otros grupos rivales para conquistar su territorio, que era la base fundamental de la sobrevivencia, ha estado presente la pretensión de grupos que se dicen, se creen y actúan como castas, clases, superiores, a partir de

- un supuesto mandato divino (lo que originó las monarquías), o

- salvadores del planeta (los ecológicos), o

- grupos especiales con el conocimiento, con la “gracia” especial de    ser dominantes (los creadores de las leyes sociales)

            Los miles de años transcurridos no dejan de ser testigos de esa pretensión, causante de guerras, genocidios, teorías, y un largo etcétera, desde las monarquías, hasta los partidos políticos actuales.

          Jamás ha dejado de existir ese deseo de imponerse, de dominar a los demás, lo que se muestra simplemente mirando la historia de las “civilizaciones”.  Con nomenclaturas diversas, pero con el mismo denominador común: la dominación de la mayoría, a manos de esas minorías de antemano “calificadas” para ser dominadores.

          El desarrollo impetuoso de la ciencia y la tecnología, mostró en forma explosiva el absurdo anterior.  Además de las “clases” tradicionales, parte inseparable del mundo de los “señores feudales”, surgieron nuevos elementos independientes: comerciantes, técnicos, artesanos, que crearon una nueva manera de ver el mundo de forma mucho más lógica: la sociedad se manejaría por aquellos que, en cada instante, eran los más idóneos: los que mayor riqueza creasen.

          La Economía Mercantil impuso la necesidad de un nuevo ordenamiento jurídico que dejó obsoletas las antiguas monarquías y ordenamientos feudales. Surgieron revoluciones para transformar la sociedad anterior en los lineamientos de la nueva economía: Libertades y Derechos, una Constitución que los regulase y unas elecciones que pusiesen en el poder a quienes la población apoyase son su voto.

          Y una Ley Económica trascendentalmente nueva: la libre competencia, determinante de quien es exitoso y quien no. Ley que originó una riqueza social no imaginada hasta entonces y que requiere que el dinero sea el reflejo y la cuantificación del mundo mercantil, el equilibrio que determine el progreso económico, político y social.

          Ninguna entidad, en Gobierno o Parlamento, debe desequilibrar el mundo mercantil, implícitamente balanceado por la libre oferta y demanda.

            Esa fue la brújula que guió a los Padres Fundadores de nuestra nación. Y fue el motor que convirtió a los Estados Unidos de América en el faro de la riqueza, el poder y la libertad en el mundo.

            El cumplimiento de los principios de la Democracia demanda las elecciones periódicas para escoger a quiénes serán los administradores de la “cosa pública”. Ello causa el surgimiento de un nuevo elemento ajeno a las reglas del mercantilismo: los “oficiales electos” que en lenguaje popular llamamos “políticos” en un papel secundario.

            Los “oficiales electos” agrupados en “partidos políticos” y en posesión del instrumento parlamentario y el de la administración, representan a grupos de presión e interés, muchos de los cuáles so solo no están de acuerdo con la “libre competencia” sino incluso están opuestos.

            La creación de múltiples “movimientos” de empuje social, propulsores de ideas como el comunismo, como la igualdad social, la promoción de justicia social, son opuestos abiertamente a la libre competencia y promotores de todo lo contrario, lo que ha minado completamente la idea original de los padres fundadores y que convirtieron a la nación en el faro del mundo.

            Y han convertido al foro parlamentario y a la administración de la cosa pública en instrumentos de esos grupos de presión, estableciendo todo tipo de reglamentos, fijación de precios, cuotas, permisos, y muchas más, destrozando en la práctica el equilibrio explícito de la Libre Competencia.

            También han procreado ese mismo estilo “administrativo” la permisología,  y la intromisión “gubernamental” en la vida social en todos los estados, los condados, las ciudades y regiones, en fin, en miles de burocracias, sedientas de impuestos para su manutención, violadores del equilibrio y brazos multiplicadores de los partidos políticos.

            Garantizar los Deberes y Derechos de la Constitución es la formal tarea de todo ese entarimado, pero garantizar los intereses del grupo de presión al que pertenecen es la verdadera tarea de ellos.

            Con lo cual podemos apreciar que este esquema es completamente ajeno a lo creado por los Padres Fundadores y explica, por qué, la nación está inmersa en una deuda pública que expresa a gritos el desequilibrio existente.

            Recuperar el equilibrio es una tarea de primer orden porque el equilibrio es la esencia del sistema económico. No se puede “utilizar” lo que no se ha creado, como lamentablemente han puesto en práctica los “políticos” que han manejado nuestra economía en los últimos decenios.

            El elemento imprescindible en el equilibrio es el sistema de precios, formado en el proceso de libre intercambio entre la oferta y la demanda.

            La Producción Creada es resultado de sumar todos los insumos productivos (valor transferido) más el nuevo valor creado (Salarios, Depreciación, Taxes, Ganancia, Importaciones para producir).

            PC=Valor Transferido + Valor Creado

            La Producción Utilizada es resultado de todos los valores transferidos más la Demanda Final (Consumo, Acumulación, Exportaciones: PU= Valor Transferido + (C+A+Exp)

            De dónde: PCreada=PUtilizada; (lo creado es lo distribuible);

          Suma de Transferidos + NVC = Suma de Transferidos +  (C+A+Exp);

            Salarios+Depr+ Taxes+Ganancia+ Imp= C+A+Exp

            y  S+D+T+G = C+A + (Exp-Imp). Solo se puede distribuir lo Creado más el Saldo del Comercio Exterior. Cualquier exceso en Consumo y Acumulación más el SCE solo es posible con un préstamo, que habrá que pagar más el interés correspondiente. 

            Por lo tanto: Imprimir Dinero para gastar más de lo disponible tiene dos efectos:

            1.- Rebaja el valor de la moneda automáticamente, lo que se refleja en un aumento de los precios.

            2.- Es un “préstamo” indocumentado, que se pagará con la disminución posterior del Consumo y la Acumulación, debido a la rebaja del valor de la moneda.

          La conclusión es obvia: ¿Por qué una casa que hace 50 años valía $30,000 hoy vale $600,000?  Porque la moneda vale el 5% de lo que valía 50 años detrás. Lo mismo sucede con la alimentación, el transporte, etc.

          Si esquemáticamente organizamos los elementos de la reproducción de esta manera:

                         

(1)+ (2) = Pdistribuida y  (1) + (3) = PCreada, de dónde;

(2) = (3) ;  y por tanto: (4) = (3) + SCE (Exp-Imp).  En palabras:

            La Redistribución y Uso Final del Producto es la Renta Nacional Creada (3) ajustada en el Saldo del Comercio Exterior (Exp-Imp) que es único elemento autónomo y permite el flujo adicional de valores necesarios para usar más que lo creado, sin consecuencias desequibrantes a corto o largo plazo.

                Ahora puede entenderse por qué la Deuda Nacional está a punto de poner en quiebra al país. Y el enorme acierto de los países asiáticos (llamados los tigres asiáticos) cuando en la década de 1970 impulsaron las exportaciones para su desarrollo industrial, sin arriesgar su moneda, su equilibrio y su viabilidad. Para entenderlo, veáse el siguiente cuadro de las exportaciones en ese período:

A graph of the number of years

AI-generated content may be incorrect.

         Las manipulaciones del llamado “monetarismo”, de los años 30 del siglo 20 abanderado  por Lord Maynard Keynes aún persiste y es el punto de apoyo de los demagogos para tratar de monopolizar el poder escondidos detrás de los aparentes “beneficios” de gastar más que lo disponible.

           Junto a ellos tenemos otros tantos promulgadores de ideas como el salvamento del planeta, la justicia social, la salvación humana y muchas otras, que no es el propósito de nuestro documento profundizar.  Todos ellos, aislados y en conjunto, promueven la destrucción de la piedra angular  de la economía: el equilibrio, que se logra únicamente en el proceso de libre juego de la oferta y la demanda.

           Hay modelos de equilibrio para científicamente y partir del uso de la simulación matemática, conseguir un sistema de precios equilibrado. En 1970 en la Revista Economía y Desarrollo #4, aparece publicado y descrito ese modelo (Algunas Notas para el Cómputo de un Sistema de Precios, escrito por mí). Complementariamente, en “El Cuarto Cuadrante del Modelo de Insumo-Producto: Análisis y Metodología”, Universidad de La Habana, 1969, hay otro artículo excelente sobre el tema, escrito también por mí).

           Resumiendo: Resurgir la Economía Norteamericana es una necesidad imperiosa, antes que el camino actual no tenga remedio. Para ello se requiere:

        1.- Reinstaurar la lógica probada hasta la saciedad, de la libertad económica como paso imprescindible para el verdadero crecimiento.

        2.- Ajustar el papel de los funcionarios electos para limitar su actuación a administradores del erario público y no reguladores económicos.

        3.- Erradicar la existencia de regulaciones extraeconómicas, permisos, establecimiento de precios, y otras palancas arrebatadas a la libre competencia como reguladora universal de la economía, existentes por miles en ciudades, condados, estados y la nación.

        4- Crear sistemas de rendición de cuentas de los funcionarios electos ante sus electores, quiénes son los efectivos dueños del poder en la democracia republicana que es nuestra forma de gobierno, y establecer un límite  de tiempo de participación de los funcionarios electos que asegure la erradicación de intereses ajenos a la República.

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