El propósito declarado de la llamada “Escuela de Frankfurt”, que así se denomina el grupo de Psicólogos
Marxistas que se reunieron en los años 30 para ofrecer una alternativa de acceso
al poder al camino que ofrecía el Marxismo tradicional, era el mismo que tuvieron desde
siempre Marx, Engels y Lenin: alcanzar el poder político y crear una nueva clase de sociedad que
superara el capitalismo.
La alternativa que diseñaron fue utilizar una
estrategia inherentemente subversiva para introducir en la sociedad capitalista
una nueva forma de lucha de clases, pero ahora reclutando a personas que ni se
imaginan que trabajan a favor de su propia destrucción social, con la
introducción masiva de comportamientos que reblandecieran la estructura social
tradicional que hace la fortaleza de la civilización occidental: minar el
respeto a los conceptos y estructuras tradicionales de la familia, la religión,
la moral, la sexualidad y el apego a la nacionalidad, el patriotismo.
La creación de una nueva división antagónica de la tradicional lucha de
clases marxista: las víctimas y los opresores. Las víctimas, llamadas a ser los
revolucionarios que asaltarán el poder para quitárselo a los opresores, son las
minorías, los homosexuales, las feministas, cuya manera de reblandecer la
fortaleza de la sociedad tradicional es creando frentes contra el “establishment”
(los opresores) a quienes se les convierte en “fascistas” por obra y gracia de ellos mismos, y formando un frente
homogéneo que arrincone a los opresores y finalmente pierdan el poder a favor de las victimas,
agrupadas en un frente común (que por supuesto, ellos liderarán).
La “Tolerancia Represiva” es la fórmula para crear una intolerancia
hacia los valores tradicionales y la tolerancia únicamente a las “nuevas”
ideas, la famosa “Corrección Política” en el discurso público, para admitir
únicamente aquello que les ofrece ventaja ideológica y crear una especie de “delito”
imaginario cuando alguien se atreve a defender la religión, la familia y el
matrimonio tradicional, lo que a mediano plazo haría extinguirse esos valores,
a favor de nuevos principios universalmente aceptados que favorezcan a esas
clases o “victimas”.
Los Marxistas no trabajan aislados. Aunque muchos “compañeros de viaje”
de ellos, que comparten algunas de sus ideas y aspiraciones, ignoran el
objetivo final, desconocen o pretenden desconocer ese hecho, el Marxismo es
inherentemente una doctrina globalista, empeñada en la toma del poder mundial
por esa nueva clase de líderes, sin apego a ninguna otra causa, país, religión
o principio. Fácilmente miren el mapa mundial y verán cómo se apoyan tenazmente
unos a otros, no importa las barbaridades que hagan cualquiera de ellos, los
otros saldrán a su rescate público e inventarán toda clase de justificaciones,
mentiras y creación de noticias disparatadas, para trabajar a favor de sus
compinches.
Esa es la razón por la que ninguno de los comprometidos con esas
doctrinas condene la ausencia de derechos humanos en China, en Cuba, en
Venezuela, o donde sea. Y siempre intentarán “darle vuelta a la tortilla” para
justificar lo que hacen sus compinches y pretender culpar a los que sostienen
los valores tradicionales, que siempre tendrán el mote de “fascistas” ya sea en
España, en el resto de Europa, en USA o incluso en los círculos exiliados, víctimas
de la barbarie, pero siempre serán vistos como “ultra-derecha”, “agentes del
Imperialismo norteamericano”, “defensores de los explotadores”, y cuanto otro
mote que les pueda restar prestigio y autoridad se les ocurra, mientras los
abusadores de los derechos humanos, los verdaderos explotadores a favor del
grupo reducido de “líderes anti-imperialistas” con cuentas de banco y
propiedades mayores a los de cualquier legítimo empresario, serán “nobles
defensores del pueblo”.
Y por supuesto, los agentes de inteligencia, los agentes secretos de las
fuerzas tenebrosas del antiguo KGB soviético, de sus satélites, de la
inteligencia china, de la cubana, cultivan a estos agentes voluntarios, no
pagados, que luchan contra sus propios valores culturales, familiares y de
pertenencia, a favor de una ideología, absurda, en nombre de la “libertad de
expresión” y de la “diversidad cultural” propagan ideas ajenas, visitan esas
tiranías para posteriormente “hablar maravillas” de lo que “vieron” en contra
de toda lógica, de toda verdad y de la idea misma de Libertad.
Muy oportuno y muy util reflexion sobre un tema bastante ignorado pero que ha hecho un dano infinito en nuestras generaciones
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