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Tuesday, May 17, 2022

Gobierno o Administración?

 

La semana pasada tuve la agradable sorpresa de recibir el artículo que semanalmente nos regala el prestigioso intelectual cubanoamericano José Azel, fuente de muchísimo estímulo al pensamiento propio y estas notas son el producto de ese acicate. Reflexionar sobre el concepto de Gobierno, que fue una de las muchas preocupaciones de nuestros Padres fundadores, creadores de una Revolución verdadera en la vida social Americana y ejemplo para muchas otras.

Nuestra nación es una de las pocas que oficialmente designa al aparato de gobierno como Administración.

Y debe ser el orgullo de los ciudadanos de una nación limitar, ponerle barreras, a la Administración para que nunca llegue a ser Gobierno. Porque en mi humilde criterio, no hemos nacido para ser gobernados, al estilo de los Gobiernos monárquicos, autoritarios y colectivistas, quienes están felices y regodeados de auto-denominarse Gobiernos.

Hay una cosa cierta: los seres humanos no hemos nacido (cualquiera sea la creencia que se tenga) para ser gobernados. Al menos, no voluntariamente. Solo aquellos con una independencia mental escasa pueden idear (o conformarse, al menos) con la concepción de ser SUBORDINADOS a otro(s) seres, igualmente humanos, igualmente perfectos o imperfectos, que uno mismo.

El llamado “libre albedrío”, concepto que enfoca la libertad de pensamiento, la intrínseca individualidad de las aspiraciones y objetivos de cada ser humano, es innegablemente la declarada concepción de la vida humana individual, excepto para aquellos que se han subordinado EXPLICITAMENTE a concepciones religiosas, morales, espirituales y/o políticas de subyugación al colectivismo, ya sea rabioso o no.

Los animales DOMESTICADOS tienen un papel de SERVILISMO a sus domesticadores, ya sea para ser utilizados como alimento, para servirles de entretenimiento o para ser utilizados para la explotación económica. En el reino animal ellos están en una escala inferior a la raza humana, confesa y explícitamente existente para estar en la corona de la cadena alimenticia, social, política, material y de cualquier otra índole.

Esto significa que todos los pertenecientes a la especie humana POSEEN IGUALES ATRIBUTOS de inteligencia, habilidad, instintos y condiciones y ello convierte en totalmente ajeno a la especie verse a sí misma como subyugada por otros miembros de su propia estirpe. Y el concepto de GOBIERNO es intrínsecamente de subordinación de muchos a unos pocos, elevados a esa posición por conveniencia colectiva de coordinación de esfuerzo, reglas de convivencia, defensa territorial y/o otras muchas. Pero todo el mundo acepta CEDER una porción de su libre albedrío por razones obvias de necesidad de coordinación, establecimiento de reglas de convivencia y la recepción de seguridad y protección. Pero ni un poquito más.

Ceder más allá de lo imprescindible es contrario a la estirpe de la especie. Lo que intrínsecamente significa que GOBIERNO, como sujeto de regulación y mejor aprovechamiento de la cosa pública, administración de bienes colectivos para su mejor aprovechamiento para todos y cada uno de los miembros tiene el tope automático de pararlo cuando va más allá de ese mínimo que asegura las mejores condiciones de supervivencia pero también de asegurar la libertad económica, política y social.

Es por ello claro como el agua por qué las sociedades con gobiernos autoritarios, propósitos impuestos de colectivismo y libertades individuales restringidas “por el espíritu de colectivismo o igualdad” jamás han progresado más allá que en la mente febril de sus creadores  e impositores y provocan inmediatamente un sentimiento de “deseo de fuga” generado por las restricciones a la libertad individual, que han creado más víctimas que las guerras abiertas. Porque es evidente que para “imponer” la redistribución de lo creado individualmente es necesario reprimir las libertades de los que lo rechazan como ajeno a su naturaleza, cosa que está ampliamente demostrada en aquellas partes del mundo civilizado que han tenido la desgracia de que unos pocos hayan creado la ilusión de hacerlo como justificación del vicio humano del poder personal y la habilidad de subordinar la mayoría esa clase privilegiada que se crea en ese “gobierno”. No es casualidad que preferimos hablar de “administración” y no de “gobierno”.

¿Acaso han escuchado hablar de la administración de Putin?

¿O de la de Diaz-Canel?

Recordemos que las palabras son el pensamiento verbal o escrito  comunicado a los demás. De ahí la enorme importancia que los zurdos le concedan al lenguaje “correcto”, “inclusivo” y demás barrotes que lo encierran y lo censuran. Porque censurar el lenguaje es una forma perversa de censurar el pensamiento, de obligar a los demás a que acepten el contenido y la forma de las palabras “correctas” e “inclusivas”, quedando “prohibidas”, “restringidas” o “limitadas” el resto de ellas que no signifiquen exactamente lo que el censor quiere que se difunda y se establezca com “pensamiento correcto”. El Ministerio de la Verdad Orwelliano personalizado a la medida.

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