Durante decenas de años hemos visto un avance sistemático, silencioso, a veces solapado, a veces. descarado, de retroceso, a lo que significó el gran avance cualitativo de la Revolución capitalista que asombrosamente hizo saltar hacia el progreso a la mayor parte del planeta.
Ni el más encumbrado Príncipe de la aristocracia feudal del siglo XV podía soñar con el
nivel de vida, el progreso y la seguridad sanitaria que gozan los millones de
personas que viven hoy en los países desarrollados.
Gracias a la libertad de expresión, a la libre
competencia, al respeto a la propiedad privada y a los derechos ciudadanos,
todos ellos, logros del capitalismo, que en unos doscientos años escaló muchas veces
más que lo que
había logrado en
toda la historia humana previa.
Pero desde hace muchas decenas recientes,
ese acelerado progreso se la enlentecido, o se ha detenido o francamente se ha
retrasado, en una parte importante del mundo, debido al mayor peligro al que se
ha enfrentado la humanidad: el surgimiento,
avance y creciente presencia dominante, del pensamiento
social-comunista.
A pesar del probado fracaso donde se ha instaurado,
sin excepción, la
contaminación intelectual, política y social, no se detiene.
Desde que surgió como una utopía, asaltó países, se
esparció como un virus
y ha puesto finalmente a la humanidad en peligro de una nueva forma de dominio
esclavista, instrumentado por la inteligencia artificial y manipulado por una
oligarquía que tiene hasta
una agenda de cuando lo logrará, acordada por la ONU, la UE y en complicidad con los regímenes de peor
catadura moral, social y económica en el universo.
Se pueden identificar jalones en ese
proceso: la creación de una doctrina, su puesta en práctica, su fracaso total, la renovación
de esa doctrina con el llamado marxismo cultural, su invasión a la
superestructura de las universidades y centros culturales en USA; su masiva
infestación al crear generaciones nuevas de todo tipo de profesionales y cuadros,
que la han masificado en los sistemas educacionales, empresariales y
culturales, y su final “estocada” al apoderarse definitivamente del Partido
Demócrata a través de un peón hábil y sin escrúpulos como Barack Obama y sus
escogidos sucesores.
Es muy necesario comprender que el otro partido ha sido
una especie de cómplice, por omisión, por corrupción hábilmente administrada,
por personalismos y por una ausencia de comprensión de las dimensiones de lo
que hacen o no hacen, por falta de
compromiso y lealtad con sus votantes y por otros males derivados del
alejamiento sistemático de las formas de gobierno respecto al modelo original,
creado por los Padres Fundadores.
Frente a los conocidos males potenciales de la Democracia
ateniense, basada en el ejercicio del poder por la mayoría, con su inevitable
secuencia de abusos, de imposición a los que se convierten en minoría, cuyos
derechos son aplastados por la mayoría.
El genio de crear la Democracia Republicana, con sus
mecanismos de balance de poder, con sus poderes compartidos para evitar los
abusos y la garantía absoluta de los mismos derechos políticos, sociales y
económicos para todos los ciudadanos, sin importar si pertenecen a la mayoría o
la minoría, el aseguramiento de la Ley y el Orden y su aplicación a todos por
igual, requieren todo lo contrario a lo que los políticos han hecho por decenas
de años:
·
un gobierno a todo nivel que es administrador únicamente de los recursos
públicos para asegurar las normas y facilidades;
·
un gobierno cuyo fin es el aseguramiento del cumplimiento igualitario de la
Ley y el Orden;
·
un gobierno que no establece precios, cuotas, permisos o gravámenes, que no
participa en la creación de la riqueza, sino asegura únicamente la igualdad de
condiciones de los creadores;
·
un gobierno que no se apropia de la riqueza creada por los ciudadanos y no
interviene para nada en cómo se crea esa riqueza.
Cuando el gobierno se ha convertido en
repartidor de privilegios a través de precios, cuotas, autorizaciones, imposiciones y gravámenes, se
siembra la semilla del peor de los males: la corrupción, ya sea abierta o
disimulada. La compra de voluntades y votos.
Y cuando eso se multiplica en 50 gobiernos estatales,
miles de gobiernos condales y decenas de miles de aparatos municipales y
locales, apenas se puede asegurar la piedra angular del genio de los
fundadores, quitarle privilegios a los gobernantes y asegurar la igualdad de
los gobernados.
La inevitable aspiración al poder para siempre del
partido político que ha logrado la penetración de la corrupción, del dominio de
los intereses personales y de grupo a través de las agencias federales,
condales y municipales, de los jueces designados y demás palancas del poder
escondido, hará lo inevitable, lo imposible, para eternizarse en el poder.
Solo se requiere examinar los resultados de los últimos
50 años:
·
Pérdida sistemática y acelerada del poder de la moneda por el gasto
irresponsable y el Presupuesto con Gastos Crecientes a los Ingresos
·
Desaceleración sistemática del crecimiento y de la prosperidad general
·
Pérdida creciente de la hegemonía comercial, científica y militar en el
ámbito mundial
·
Alejamiento sistemático, creciente y acelerado de la Constitución y el ataque
sistemático de sus principios, enmiendas y preceptos
·
Avance hegemónico de la socialización y ausencia práctica de los principios
de Libertades e Igualdades que crearon los Padres Fundadores y los resultados acelerados
que obtuvieron con esos principios
Dos conclusiones saltan a la vista:
1.
Es perentorio que aseguremos la vuelta a la clase de nación que fue faro de
la libertad, la prosperidad t la justicia. Para ello es perentorio que
aseguremos la victoria de las elecciones en Noviembre del candidato capaz de
traer otra vez América a sus orígenes y regresar al progreso, el desarrollo, la
prosperidad y la felicidad ciudadana.
2.
Es perentorio organizar un equipo de patriotas que asesoren al próximo
gobierno para regresar a la formas de gobierno que garanticen las bases de la
República y eliminar el poder ilegítimo de Agencias, Organizaciones e Intereses creados.
Estar de acuerdo no es suficiente.
Tenemos el deber patriótico de hacer el esfuerzo máximo
para que eso se logre.
De lo contrario, el Globalismo y la Agenda 2030 tendrán
el camino abierto…
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