A lo
largo de miles de años del acontecer humano, incontables generaciones de
testigos de las cualidades y defectos de nuestra especie han acuñado refranes
que retratan
y califican de forma abrumadora ambas partes de esa humanidad: las cualidades y
los defectos. Ese descubrimiento de que hay un patrón de comportamiento, un modelo que se conforma en
concordancia con la personalidad, las creencias, las apariencias, los miedos,
la posición social... en fin, de las circunstancias que han moldeado la forma
de cómo los seres humanos aceptan o rechazan los eventos, las obligaciones, las
libertades o la ausencia de ellas... en fin, la enorme variedad de circunstancias
en que se desenvuelve cada quién, pero que pese a esa enorme diversidad, se
conforma un patrón de pensamiento, un modelo de reacciones, un sistema
de actuación, no importa las enormes diferencias entre los individuos
en cada época y tipo de sociedad en que se desenvuelve.
Así, se
estimula el reconcimiento justo de las equivocaciones, para erradicar la
tosudez:
“Rectificar
es de Sabios”
De esta
otra manera, a la justicia por pura casualidad:
“Ladrón que roba a otro ladrón,
tiene cien años de perdón”
Cuando se
evalúa el disfrute de algo que trae su inconveniencia aparejada:
“Sarna con gusto no pica, y si
pica, no mortifica”
Para
evaluar cómo enfocar las enemistades, cuando se presentan razones para
olvidarlas:
“Si hay trato, pueden ser amigos
el perro y el gato”
A quiénes
rehuyen lo inevitable de los males que se presentan de forma inevitable::
“A quién no quiere caldo, tres
tazas”
Acerca
de la búsqueda de la conveniencia por encima de cualquier otra consideración:
“Si no puedes con tu enemigo,
alíate con él”
Existen
miles de refranes, frases cortas que retratan situaciones qe son generalizadas
y que se les presentan a los seres humanos por el transcurso de la propia
existencia, no importa la época o la posición social y ante las cuáles hay un
patrón de comportamiento.
Con
referencia a la hipocrecía y al comportamiento público, no importa frente a cuál
circunstancia, hay abundancia de refranes. Es particularmente insidioso,
caracterizador de personas con más interés en la apariencia pública que en la
realidad, una frase que es un epitafio moral sobre quien se pronuncia y que
retrata, sintetiza, la poca autoestima auténtica de la moral privada en
personas sin escrúpulos interiores y con mucha preocupación por el “qué dirán”
de los demás:
“Vender
el sofá”
El
concepto de “vender el sofá” es relativamente moderno, desde que apareció
ese mueble. Se refiere al cónyuge que cínica e hipócritamente reacciona ante el
engaño sistemático, diario y frecuente de su “media naranja” y que es ejecutado
en un sofá de su propia casa, ante
lo cual, y para el aparente beneficio de su persona ante los ojos públicos,
reacciona “indignado” contra ... el sofá, vendiéndolo de inmediato, para
recobrar su paz con el cónyuge infiel y su postura de persona intolerante con
el engaño ante los ojos de amigos y vecinos.
En la
época que vivimos, “vender el sofá” se ha convertido es algo común y hasta ha llegado
a ser aceptado socialmente, aplaudido e imitado, por otrs que piensan igual al
personaje. Examinen estos comportamientos:
-
Cuando hay
personas desequilibradas que asesinan a otras personas, proponer prohibir
poseer armas e imponer un control sistemático de ellas: eso es ”vender
el sofá”.
-
Frente a las
diferencias sociales en el nivel de vida de las personas, desconocer las causas
y evitar proponer medidas que mejoren las posibilidades y recursos disponibles para los retrasados, sino
fácil y aparentemente “justicieramente” proponer castigar a los más prósperos con
cargas impositivas diferenciadas para compensar a los menos afortunados, no
importa las consecuencias que eso traería. Es es “vender el sofá”.
-
Cuando se pretende
culpar a la policía como institución, de actuar excesiva o preferencialmente
contra grupos o razas, en vez de aplaudir y estimular el perseguir a los que
roban, venden estupefacientes o se comportan agresivamente contra las demás
personas, eso es “vender el sofá”.
Cada
época, según la propaganda política que convenga, según se trate de echar
“cortinas de humo” públicas para crear escándalos que convenientemente escondan
otros, o se desee atraer el voto de ciertas capas o sectores de la población,
se crean “sofás” a la medida que resulta atractivo “vender”.
El “vender
el sofá” de útima: Los caballos de la guardia fronteriza
Excelente
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