Vivimos tiempos sorprendentes. Tiempos en los que un Presidente norteamericano desfachatadamente miente en su momento más esencial, en el discurso de definición de cómo está la unión en el Congreso, frente a todos los representantes y senadores, la Corte Suprema y a la población, viéndole en TV y/o escuchándole en la radio. La esencia de su papel: explicarle a sus ciudadanos qué está bien, qué está mal y las perspectivas y cursos de acción a tomar. Y lo hace sin siquiera mostrar un átomo de sonrojo. Porque si alguien sabe que está mintiendo es el mentiroso mismo…
Vivimos tiempos en los que un grupo de magnates
se han reunido y elaborado un descarado plan de esclavizar a los ciudadanos del
planeta para una fecha determinada. Y las Naciones Unidas, la Comunidad Europea
y los principales gobiernos del mundo, los apoyan. Un plan que incluye
desaparecer a casi la mitad de la población del mundo, crear una
infraestructura productiva basada en la inteligencia artificial que eliminará
el trabajo humano, modificar sustancialmente la alimentación para basarla en
comida artificial y otra lista de cosas increíbles, incluyendo la desaparición
paulatina de la producción de alimentos, la agricultura, la ganadería, y la
industria alimenticia tradicional. Y aparentemente hay una especie de
aceptación tácita. Una mayoría silenciosa camina tranquila rumbo al matadero…
Vivimos tiempos en que las tiranías comunistas
son reconocidas como interlocutores válidos, y el viejo truco de encarcelar a
muchos sin ninguna base es convertido por arte de magia en una acción legítima
y loable, al excarcelarles con una condena adicional casi peor que el encarcelamiento
original: el destierro permanente y la prohibición de participar en los asuntos
de su país. Y los países supuestamente civilizados y portadores de la antorcha
de la libertad se sienten felices de recibir a los desterrados y encomian las
acciones…
Vivimos tiempos en que las tiranías comunistas
y sus similares presentan su estrepitoso fracaso, su empobrecimiento
sistemático de sus naciones, su comportamiento Mafioso de apoderarse del país y
aplastar, encarcelar, y desterrar a quienes desean la libertad, como una bendición
de continuidad y cada perla del collar del fracaso de años, como supuestos
logros que llenan de felicidad a un pueblo esquilmado, empobrecido, hambreado,
reprimido y en escapatoria abierta, que día a día arriesga su vida y sus
esperanzas en rutas de escape de todo tipo, es presentado como feliz y
agradecido de esos “avances”…
Vivimos tiempos en que la fe es traicionada por
los llamados a mantenerla, que se hacen cómplices y abanderados de la traición
a esa fe por asociación descarada con los enemigos de la fe, la tradición, los
valores familiares y la dignidad…
Como contrapartida, estos tiempos han generado
una Resistencia a esos fenómenos que se refleja en un rechazo absoluto,
mayoritario, expreso y creciente a las mentiras oficiales, a los retrocesos
económicos, políticos y sociales en la nación norteamericana, a la introducción
del racismo como política y a la eliminación de las libertades.
Se genera un creciente despertar contra los
intentos esclavizadores de los oligarcas de Davos.
Surgen líderes que quieren recuperar la
racionalidad, la sagrada autodeterminación, los principios y valores atesorados
por cientos de años y esos líderes son apoyados crecientemente por los pueblos
hasta ahora adoctrinados en lo contrario. En Europa la Primer Ministro italiana
y el Presidente húngaro conforman esa punta de lanza y movimientos como Vox en
España, crecen pese al adoctrinamiento y la complicidad oficial.
El cambio que se gesta en la primera potencia
del mundo enfrentándose a la destrucción actual es clave para que el péndulo
regrese al lado contrario. No solo es menester estar atento y alerta, sino
participar activamente para salvar nuestra civilización. Así de complicados son
los tiempos que vivimos…
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