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Sunday, May 12, 2024

La Mentira

El famoso escritor de la Edad Media, Nicolás Maquiavelo,  en la Italia de la época,  escribió recomendaciones, consejos,  al que sería el Principe heredero. 

En esa época no existían otros posibles “políticos” que no fuesen los miembros de la familia real, dueña absoluta del poder. El próximo “ejecutivo máximo” se denominaba “el Príncipe”, porque estaba en turno en la fila hereditaria para convertirse en el Jefe Supremo del clan. No importa el nivel: Rey, Duque, Marqués, lo que fuese.

Esos “consejos”, esa lista de principios, directivas, recomendaciones, para convertirse en “exitoso”, en aceptado, en bien acogido por sus súbditos, y por el resto de la sociedad, se ha convertido en una especie de “manual para el éxito de los politiqueros” que generaciones y generaciones de aspirantes han atesorado, medio en secreto, y medio abiertamente.

Por supuesto, mientras menos calidad humana e intelectual tiene el aspirante, más apego al listado.

Uno de los principales consejos de Maquiavelo es:  “jamás decir una verdad”.

Las verdades son, para esos personajes, una de las peores cosas que puedes blandir una mano, pues los escuchas serán testigos aplastantes, para siempre, de lo dicho.

No así la mentira, hábilmente elaborada para perderse en el tiempo, para futuras “interpretaciones”, para hábiles “donde digo, digo, dije Diego”, y muchas trapisondas más.

Aunque los politiqueros y los izquierdistas son fanáticos, al pie de la letra, de ese principio maquiaveliano de “Jamás decir una verdad. Y cuando te veas obligado a hacerlo, disfrázala entre tantas mentiras, que resulte imposible reconocerla”,  casi siempre se niegan a aceptar esta realidad.  Pero solo se requiere repasar varias “perlas” inolvidables de uno de los mayores estafadores de la historia, cubana, continental y global: el mentiroso en jefe.

La primera y con mayor connotación de mentira histórica: “ No somos comunistas y nunca lo seremos” .

Un segundo lugar en el concurso de mentiras gigantescas: “Crearemos una economía más grande y poderosa que la norteamericana”.  Esta mentira tiene olor a escarnio, a tomadura de pelo soberana.

Y qué decir de: “ los fregaderos de las cocinas cubanas tendrán tres llaves: una para el jugo de naranja, otra para la leche de vaca y la tercera para el agua”. Siéntase libre de evaluar si es solo una mentira gigantesca o está acompañada de cinismo,  sarcasmo,  tomadura de pelo,  burla al pueblo cubano, o qué?

Para cerrar el capítulo del mentiroso en jefe: “ Crearemos una bomba atómica azucarera; en tres años más produciremos 10 millones de toneladas de azúcar”. En realidad, la bomba atómica fue auto detonada. Destruyó la industria hasta los cimientos. No pueden producir ni la vigésima parte.

Como si fuese una venganza a la industria azucarera,  por no “cumplir con su meta”, la Bestia de Birán destruyó hasta  los cimientos, a más de 120 ingenios azucareros que daban trabajo y sostén a una buena parte del pueblo cubano y condenó a muerte, por inanición, a cientos de bateyes, poblados, que desaparecieron junto con los centrales azucareros, las colonias de caña, los talleres y servicios asociados, y un gran etcétera, que explica el hambre y la miseria en que han sumido a la nación, particularmente en las áreas rurales.

Con sus mentiras malditas y su complejo de ser un ser superior (recordemos que es el sumun del izquierdismo:  todo izquierdista sabe más que el resto del mundo, de lo que sea...) hizo cumplir algo que la sabiduría cubana tenía presente: “Sin azúcar, no hay país”

Para repasar las mentiras de esa claque que lo secundó, lo siguió, lo imitó, pues empecemos por el principio:  crearon una frase que los retrata: “Somos continuidad”.

Así, han continuado, día a día; minuto a minuto; diciendo miles de mentiras, por minuto. Negando la realidad que todos ven frente a si. Menos ellos, que ven una ilusión óptica, por supuesto, tan mentirosa, irreal, ilógica, como las tremebundas mentiras que les enseñó el Mentiroso en Jefe.

Su noticiero (que por algo llaman “menticiero”) cumple y sobre cumple todas y cada una de las supuestas tareas, metas, producciones, acopios, logros, “pa lo que sea”, que solo existen en las pantallas de los televisores, en las redes sociales que impulsan y en los aparatos de propaganda, subversión y creación de mentiras que ellos, sus cómplices y aliados, manejan.

Todo lo malo es culpa de USA. Es parte de su genética. Biden también culpa a Trump del caos que ha organizado. Todos son genéticamente “cortados por la misma tijera”. La culpa siempre e de otro, preferiblemente tu adversario.

Ellos le robaron todo, a todo el mundo y su tía, despilfarraron lo robado, destruyeron todas las propiedades, las industrias, la tradición y la cultura productivas de la industria, la construcción, el transporte, la agricultura, la ganadería, los hospitales, los clubes sociales, las viviendas, las calles, las ciudades, los acueductos, los alcantarillados, las carreteras, los ferrocarriles.

No saben otra cosa que robar lo que existe. Cuando lo acaban... pues se acabó. Se acabó por culpa del adversario. Son incapaces de producir, de organizar, de otra cosa que robarse lo que no es suyo. Siempre en nombre del pueblo. Pero ellos son los únicos “administradores”. Y claro está: el que reparte...se queda con la mejor parte.

Esa larga sarta de mentiras (65 años) tiene eco en sus agentes en todo el mundo, quienes descaradamente repiten esas mentiras, crean algunas nuevas y generan la confusión que les ha permitido ir degradando al pueblo cubano un poquito cada día, sin que nunca, jamás, se haya detenido la destrucción cotidiana y sistemática.

La gran pregunta es: Si toda la sociedad cubana se desmorona pedazo a pedazo, día a día, municipio a municipio, provincia a provincia, familia a familia, escuela a escuela, edificio a edificio, cdr a cdr, está próximo el día que eso deje de suceder. Ya no quedará nada por destruir. Ni esperanza que salvar. Ni familia que cuidar. Hasta los peores lame-botas perecerán. Hasta las agencias que le extraen dinero a los que escaparon para “mantener a sus familiares” dejarán de funcionar. La parálisis es inevitable.

¿ Cual remedio tendrá eso para los esclavos destruidos en todo sentido? 

Bueno, en mi opinión humilde: Obliga a empezar de cero. No hay nada, absolutamente nada, que salvar!

Todos los vicios, las mentiras, las perogrulladas, se terminan. Empezar desde cero, como en 1902.

Una lección, adicional (y para coger balcones):

Este maravilloso país que nos acogió, nos permitió volver a ser libres y volver a decir las verdades, está en peligro de la misma destrucción, por una gavilla de mentirosos y cuentistas de la misma estirpe.

Quieren salvarnos de varias cosas: del calentamiento global; del racismo estructural; de Trump y los Trumpistas.  Y otras cosas que no son muy claras de entender bien, pero,  quieren salvarnos.

Igualito que nos quiso salvar el maniático y mentiroso en Jefe. 

Si de algo vale la lección, hay que aplicarla!!!

Ojos Abiertos!

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