La tiranía castrista, (me niego a usar el gentilicio
cubano, por razones obvias; esa gente no tiene gentilicio, son bárbaros,
nacidos en incubadora) es ampliamente conocida por su crueldad, su inhumananidad,
su insensibilidad, su odio a la tierra
que les vió nacer y el desprecio a sus congéneres esclavizados. Por
circunstancias cultivadas, por la compra de conciencias, por la ignorancia, goza
de una cierta complicidad de lavadores de dinero, apapipios y miserables, tanto nacional como
internacionalmente.
La falta de visión de las administraciones
norteamericanas y la existencia de personas con “afinidades” dentro de cada
administración, han hecho posible la impunidad internacional de la tiranía castrista.
Sus largos 64 años de destrucción diaria, sistemática,
implacable de la nación cubana, de su economía, de su historia, de su cultura,
de su patriotiotismo legítimo, de sus héroes, del carácter de sus ciudadanos
han transformado una nación orgullosa de si misma, próspera, líder del
desarrollo científico, tácnico y económico en su continente, en un desierto
productivo, social, cultural, educacional y ha sembrado en sus pobladores la
desidia, la indolencia por sus semejantes, el egoísmo y el otrora orgullo
nacional en vergüenza; el inmenso atractivo de la nación que la llenó de
emprendedores inmigrantes, de esperanza de una mejora de cada día, la tornó en
una estampida de huída de la miseria, el abuso y la desesperanza, que ha
llegado a casi un 40% de sus pobladores.
La incesante condena “ejemplarizante”, el “escarmiento
cruel e inhumano” en sus represiones, encarcelamientos, persecusión, y
ejercicio cotidiano del poder impune, han creado esa atmósfera de temor, de
miedo a su omnipresencia dictatorial en todos los aspectos de la vida
cotidiana, en la cuadra, en el barrio, en el centro laboral, en la escuela, en
la universidad, en el deporte, en la radio, la televisión, el cine, la prensa,
la asamblea, la reunión…perfeccionado sin contrapeso alguno por 64 años de ese
manto opresivo sobre la vida humana.
Como toda toma del poder comunista, al principio se
robaron todas las propiedades, bancos, industrias, fincas, ganado, minas,
edificios … y un largo etcetera, con el cual se crea una cierta aparente atención
a los problemas sociales. Con las escuelas robadas, más las públicas, se creó
un aparente impulso a la educación “gratuita” que se ha ido desmoronando
sistemáticamente por su pésima administración ya que la destrucción cotidiana,
la falta de mantenimiento, la ausencia de maestros y profesores verdaderos la
ha convertido en una caricatura, que sigue viviendo del cuento de los primeros
años.
En forma similar sucedió con la salud pública. El
abundante, sólido y bien creado sistema de centros de salud privada fue robado
y junto a un impulso inicial de hospitales y atención, se creó el mito de una
salud pública de “potencia médica” para exportar a otros países,
fundamentalmente. Propaganda y obtención de dinero por trabajo esclavo. Ahora,
no hay ni una aspirina para un dolor de muelas.
Se robaron las industrias, las fincas, las minas, los
centrales azucareros, y un largo etcetera. En 1968 llegaron a “nacionalizar”
las costureras, los vendedores ambulantes, todo… absolutamente todo.
Se acabó con la pesca, se lastimó la industria del
tabaco, se desmanteló la industria azucarera… en fin todo se destruyó
sistemáticamente y con ese paso destructivo se condenó a la población a una
creciente, absoluta y apabullante hambruna y una desesperanza omnipresente.
Los ingresos por exportaciones, turismo, personal médico
alquilado, etc se vieron muy menoscabados. Mientras, se vieron crecientemente
engordados los gastos en fuerzas represivas, organización militar y
para-militar, aparato “político” que mantiene la opresión, una administración
pésima y dilapidadora, por lo que la parte a dedicar a la población se redujo a
una pequeña fracción de lo que era.
La solución salomónica: inventar un comercio paralelo en
moneda extranjera, creado y mantenido para obligar a los que se marcharon al
exterior a mantener a sus familiares. La vida se ha tornado tan difícil para el
ciudadano común que el espectáculo creciente de ancianos que mueren en la calle
por hambre, que se alimentan de la poca basura que la población bota, la ausencia
de alimentación, medicinas, atención médica, la discriminación con los turistas
que disponen de alimentos y hoteles a los que los nacionales no pueden acceder,
aún con moneda extranjera.
El ambiente social es tan asfixiante por la angustia de
la carencia total, la desesperación por la creciente mortalidad, la injusticia
de multas y represiones, la carencia de fluído eléctrico, de agua potable, de
alcantarillado, y un larguísimo etcetera que lograron que las protestas
comenzaran espontáneamente. La solución única que saben aplicar: represión
extrema, condenas ejemplarizantes, escarmientos de 30 años de cárcel por comentar
la pobreza extrema en las redes sociales…
Esa gran parte de la población cubana que vive en el
exterior en su mayoría nos sentimos tan atrapados por la situación como los que
viven dentro del infierno fidelista. Los familiares necesitan ayuda incesante.
El descarado castrismo ha organizado un “racket” para que mantengamos
funcionando la tiranía, mediante pagar desde fuera los alimentos, los servicios
teléfonicos, las medicinas, y hasta los servicios fúnebres. Pero sin derecho a
expresar tus opiniones (solo se permiten las favorables). Lógicamente se ha
desarrollado una enorme cantidad de “influencers” que tratan del tema
inevitable, publican las quejas y denuncias de los de adentro, opinan, ofrecen
criterios, etc etc.
Y los que viven del miedo, de la opresión, de la
represión, de la desunión, pues se las agencian para “contaminar las
opiniones”, sembrar la discordia, extender el manto de miedo y sembrar la duda
frente a la esperanza. Muchos caen en la trampa de no entender que mientras
nosotros vivimos en libertad, los de adentro no. Y sus quejas y posiciones
reflejan ese “manto de miedo” o el despiste de no saber cómo funciona o debe
funcionar algo lógico, pues han nacido y
crecido en lo ilógico, en lo prohibido, en la doble moral… No somos sus
tutores, ni sus fiscales. Somos sus colaboradores, sus consejeros…
En la situación actual, en mi humilde opinión, hay que ayudar
mediante el diseño de cómo solucionar varias realidades:
1.- La tarea de liquidar la tiranía, rebelarse y arrebatarle
el poder para vivir en libertad pertenece a los que están allí. Pensar que
desde el Versailles se puede liberar a Cuba es un eufemismo, lleno de buenos
deseos pero sin posibilidades reales. Cómo lo logró José Martí fue organizando
una expedición que llevó la guerra a la nación para poder ser libres. Aunó a
Maceo, Máximo Gómez, y muchos otros. Ofrendó su vida como ejemplo.
2.- Es necesario que los líderes del exilio se pongan de
acuerdo y ayuden a diseñar un plan de gobierno para recuperar la nación. No es
que vayan a imponerlo a los liberadores, sino que les ayude a seguir una ruta
de cómo organizar un nuevo gobierno que no tenga influencia alguna de la
tiranía, castigue a los culpables de represiones, castigos ejemplarizantes,
etc. Y sobre todo, erradique la semilla del mal. En un futuro organizarán una
Constituyente que refleje la época y la sociedad del momento histórico que
corresponda.
3.- Resulta muy positivo que les demos a los que no
conocen otra cosa que la horrorosa realidad que viven, elementos de la sociedad
en libertad, sus potenciales y ejemplos de lo alcanzado por los pueblos que han
logrado erradicar la tiranía comunista. Hay que abrirles los ojos de lo
peligroso de mantener vivo el cáncer comunista con una postura idealista de
cambio que incluya a los culpables y que mantenga al cáncer que
irremediablemente tratará por todos los medios de salvarse y volver a imponer
su tiranía.
4.- La tiranía tiene sus días contados. Por mucha ayuda
rusa, china o iraní, no tiene tiempo, recursos, ni habilidad para “capear el
temporal” y la explosión social, de alguna manera, forma y lugar, aparecerá.
Resulta raro pensar que en las propias fuerzas del régimen no haya personas con
algun elemento de dignidad, hombría y sentimiento patriótico que la encabecen o
la secunden…Quizás esperen el momento o la tiranía erradicó toda hombría de
bien, patriotismo, entereza y amor por sus semejantes.
Como toda opinión, estas líneas les agradarán a unos y no
a otros. Es parte de la libre expresión y del ejercicio de una democracia que me
encanta practicar…bienvenidas las opiniones a favor, en contra o en el medio…el
enemigo es uno solo: la tiranía comunista.
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