La naturaleza nos ofrece la sabiduría que a veces nos cuesta trabajo entender, por lo obvio que resulta. Muchas veces, nada es más complicado que lo simple, ni más simple que lo aparentemente complicado.
Muy sencillo: jamás ha dejado de
amanecer, por larga que nos parezca la noche. Nunca ha dejado de brillar el sol
para siempre. La noche, las tempestades y los actos humanos que nos impiden ver
la luz del sol, jamás han durado para siempre. Y si lo comparas con la
eternidad de la naturaleza, solo perduran por muy breves períodos.
El todo poderoso y aparentemente invencible nazismo, duró apenas una
década, desde su ascenso al poder ilimitado, hasta su desaparición. Y aunque
hay idiotas que pretender revivirlo, nunca volverá.
El todo poderoso y apabullante socialismo soviético, 70 años. Empoderado en
la nación más grande del planeta y apoderado de toda Europa del Este, pereció
sin penas ni glorias, en días..
La naturaleza humana es tan esencialmente acorde con la naturaleza
universal que observar las leyes naturales nos permite atisbar en las leyes de
la especie humana. Eso es un arma social muy poderosa y reafirma que ninguna
sociedad, organización socio-política, grupo dominante, puede pretender existir
sin la conformidad, expresa o no, de los seres humanos que lo componen. Y que
mientras más poder ilegítimo y abusador ejerzan, más condenado a desaparecer. Y
más temprano que tarde, no dejará otro recuerdo que el rechazo general a esas
ideas.
La monstruosidad castrista tuvo un momento de ascenso, de dominio. Parecía
que su marcha “triunfal” no se detendría. Invadió provincias y riquezas. Encarceló
personas e ideas. Saltó continentes. Destrozó sociedades desde África hasta
América. Su germen contaminante, sus ideas glorificadas, su propaganda
descarada, su crueldad ilimitada para acabar con sus oponentes y su esencia
esclavizadora acabaron con el progreso social cubano; contaminó su historia,
trastocó sus ideas y valores, su cultura y su prosperidad. Un apabullante manto
de dominio, crueldad, desapego y empobrecimiento llegó a apoderarse de la
propia esencia del pueblo cubano.
Pero, al igual que todo régimen despótico anterior, en su pecado estuvo implícita
su penitencia. Generaciones enteras ejercieron como esclavistas y abusadores. Destruyeron
cuánta industria y sector productivo existían, cuánto profesionalismo
productivo y enriquecedor, cuánta esperanza y sueño le fueron todos prohibidas
a generaciones enteras.
Pero también generaciones enteras huyeron despavoridas y le privaron a los
tiranos de su única alimentación: el trabajo creativo, la aspiración humana
legitima al progreso y el bienestar, los sueños generadores de prosperidad,
riqueza y progreso. Sociedad que no posea esos atributos comienza a apagarse
hasta morir por su propia esencia destructora.
Y claro está, mientras mayor es el síntoma de la muerte inminente, mayor es
la ferocidad de sus “operadores” para reprimir, encarcelar, castigar, impedir
opiniones que reflejen esa verdad: el fin ha llegado. La fantasía del Rey
desnudo en las relaciones sociales.
Lo que trajo mayor inconformidad, un súbito desencanto por haber creído en
algo que ahora descubren es falso y grosero. Una mayor desesperación, acuciante
desespero por sobrevivir a la hambruna, por salvar a sus hijos, a sus mayores.
El creciente y absoluto desprecio por la verdad, por la vida digna de las
personas, empeora toda acción que se ha tornado en desesperada, obtusa,
crecientemente repudiada y llena de un vacío absoluto por el presente y el
futuro.
El ambiente explosivo y desconcertante llevó a la ruptura de la válvula de
contención, que estalló el 11 de julio del 2021. La reacción del desespero del
ahogado trajo a la realidad lo que habían cocinado por años: represión monda y
lironda, ejercida por especialistas militares para provocar dolor y
desesperación, para intimidar a muchos mediante técnicas diversas. La súbita
caída de una máscara de mentiras propagandizadas por años, se hizo añicos por
una realidad traumatizante.
Y acudieron a lo que siempre hacen los tiranos: juicios sumarísimos, largas
penas de prisión para ejercer “ejemplos intimidatorios” y la retroalimentación
en la agobiante vida de la población, ahora doblemente resentida por la injusta
prisión de sus familiares.
Una esperada receta de esa gente es hacer leyes más intimidantes y
abusadoras, mayor censura, acompañada de crueles represiones para quiénes las
desobedezcan. Los que viven dentro del sistema represivo, apuran el paso de la
corrupción y el robo, para que el cambio inminente no les coja desprevenidos;
los “operadores” que manejan los hilos del poder se encuentran en una
desesperada “sálvese quien pueda” que llega a vender el país, por pedazos o por
partes, para tratar de encontrar los recursos que su mediocridad y egoísmo no
han sabido ni podido encontrar.
Y como vivimos en una época muy complicada, pues apareció Putin. Interesado
en tener un “medio de cambio” con USA, la que cojeando con una administración
incompetente, llena de mediocres y que profesan una nueva religión de “igualdad”,
“anti racismo racista” y otras lindezas, le abre el camino para tratar de jugar
unas cartas que ya Nikita jugó 50 años atrás, por cierto, con éxito. En aquella
ocasión se fueron las bombas atómicas, pero lo demás todavía está ahí,
solamente deteriorado y destruido por la imbecilidad castrista.
Todo este “ambiente” ha provocado un cierto renacer de personas que se
asoman a las redes sociales haciendo lo contrario de lo que espera la tiranía:
diciendo verdades. De ahí en adelante, no se puede prever qué más… pero es algo
muy llamativo ver pasar de la “observación pasiva” con el teléfono, de la queja
y la denuncia de la injusticia individual, a la exposición fundamentada del gran
problema, que inmediatamente trae a la mente la solución.
La semana pasada les hablé de Amelia. Hoy es el Dr. Fernando Vázquez, del
cual he visto varios clips y que Ian Padrón entrevistó… Aquí les dejo el link.
Las opiniones y las reacciones son de ustedes… Solo quiero resaltar el fenómeno.
https://www.youtube.com/live/n0lPD-M33wc?feature=share
Los síntomas son de que la noche está bien oscura …
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