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Wednesday, December 21, 2016

Composición de los actores de la Administración Trump  

Estamos a mitad del camino entre las elecciones que fueron un formidable espaldarazo de la población a los cambios prometidos por el Presidente Electo y el inicio de la Administración Trump.  La  promesa de “Hacer América Grande otra vez” se va dibujando en lo que se puede apreciar hasta el momento: el Gabinete Trump, el grupo de personas escogidas por el Presidente Electo para llevar al país por el rumbo prometido por él y ansiado por sus electores.

Primera observación: el cambio profundo en el concepto ideológico de la Administración respecto a la actual. Este cambio se enmarca en la tendencia actual en el mundo contemporáneo como una corrección de lo que sucedía en las dos décadas anteriores. Ha ocurrido un estancamiento serio en el desarrollo económico del primer mundo, acompañado de un creciente malestar por la creciente amenaza del terrorismo, particularmente islámico, y una creciente demanda de la población por gobiernos más efectivos, por la erradicación de la corrupción y por una ansiedad de una seguridad pública deteriorada.
Este cambio de paradigma es similar, quizás más agudo, que el ocurrido en el mundo al momento del cambio de los 80, con la llegada al poder de Margaret Thatcher. Ronald Reagan, Helmut Kohl y el Papa Juan Pablo II y la aceleración de las diferencias Este-Oeste y el surgimiento de un nuevo modelo económico en China. Aquel cambio trajo prosperidad creciente, esperanza, la caída del bloque soviético y la creación de un nuevo sistema de relaciones internacionales.
Cada momento histórico demanda la aparición de figuras que concentran en sí la necesidad del cambio. No se pusieron de acuerdo en el mundo de la época los pueblos respectivos para elegir a líderes que representaban ese cambio. No se pusieron de acuerdo para que el régimen soviético se desmoronara. Esos cambios son traídos por las fuerzas invisibles de la economía y la sociedad. De similar manera los cambios actuales son el resultado del fracaso de lo que existía anteriormente.
La primera aproximación a saber qué esperar de la nueva Administración es examinar su composición  y compararla con las anteriores. El Presidente Electo ha designado ya a la mayoría de ese equipo, lo que nos permite medir (aunque sea aproximadamente) la experiencia del equipo gobernante y compararla con los anteriores. Medimos la experiencia en dos campos: Gobierno/Militar y Empresarial/Privada y la suma de ambas: (Tomando las principales figuras alrededor del Presidente)

Administración
Gobierno/Militar
Empresarial/Privada
Total
Kennedy
77
19
96
Nixon
67
28
95
Carter
58
21
79
Reagan
51
45
96
Bush (Padre)
79
53
132
Clinton
101
22
123
Bush
80
72
152
Obama
117
5
122
Trump
55
83
138


Se pueden hacer muchas mediciones y agrupaciones estadísticas   pero sin lugar a dudas salta a la vista la relevante diferencia entre la Administración saliente y la entrante en cuanto a la composición de los actores y su experiencia ejecutiva así como la cantidad y calidad de esa experiencia.
El significado que este cambio tendrá para nuestra sociedad es evidente. El que tendrá en las relaciones internacionales, es también evidente. Para aquellas personas acostumbradas a una ideología que privilegia el peso del gobierno y minimiza la adopción personal de decisiones y la toma de riesgos este cambio resulta desestabilizante. Para aquellas personas, por el contrario, que creen firmemente que el gobierno tiene un papel minoritario en las decisiones de su vida, que se basan en sus preferencias, decisiones y tomas de riesgo personales en pos del beneficio y el bienestar, se encuentran felices.
El paradigma personal de cada uno de estos actores en la vida social determinó que fueran seleccionados para esos importantes cargos, que moldearán la vida social de todos y se puede anticipar desde ahora que incorporarán un diario y colosal forcejeo, cuyos antecedentes hemos vivido en estos días, tratando de evitar, a toda costa y a todo costo, que la Administración Trump se instale en la Casa Blanca. Se unirán a ellos figuras internacionales que no desean cambios en las relaciones existentes y encontrarán respaldo y nuevos aliados entre quiénes aprecien que el cambio se aviene a sus preferencias, conveniencias y objetivos.
Para unos, hemos llegado al Armagedón. Para otros hemos llegado al paraíso....






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