La palabra
Economía es un concepto que alberga muchas acepciones en la mente de humana. La
Economía, entendida como esa intuición que tenemos (al menos la mayoría) de
obtener provecho favorable en cualquier intercambio con nuestros semejantes,
pues existe desde siempre que tuvimos “uso de razón”. Es un agente invisible de
nuestra conciencia interior que frente a un dilema de intercambio nos aconseja hacerlo
de la manera que nos sea más favorable, que recibamos más de lo que entregamos
a cambio, ya sea dinero, sea objetos u otro bien o servicio. Esa intuición se
convierte en colectiva a nivel de la familia, del vecindario, del gobierno. La
salud económica de cada individuo dependerá del signo positivo o negativo de
sus intercambios. Los perdedores consuetudinarios empeorarán sistemáticamente
hasta su ruina, equivalente a una especie de “muerte económica” resultante de
la creciente mala salud, mientras los ganadores gozarán de una salud económica
rebosante, reflejada en su nivel de vida en todo sentido. El resultado global
se supone de suma cero, ya que los montos acumulados de los ganadores serán
iguales a los montos de los perdedores, sin que se creen o se destruyan saldos
finales globales, solamente lo serán individuales.
En la
Economía Global, los cuatro protagonistas que presentamos, en forma muy
simplificada funcionan así: Tienen ingresos y gastos en su actividad vital
cotidiana. Las Familias reciben ingresos por salarios, por ganancias, por
intereses; de sus ingresos pagan los impuestos, compran los bienes y servicios
que necesitan y el saldo de esa cuenta es el ahorro (cuyo signo puede ser
positivo o negativo). Las Empresas compran las materias primas y materiales,
deprecian su equipamiento, pagan los gastos de servicios imprescindibles y los
salarios. Al concluir su ciclo el valor que ingresa debe cubrir esos gastos
para poder volver a realizar el ciclo siguiente y de ahí deduce los impuestos,
reparte las utilidades de acuerdo a su forma de propiedad y la diferencia la
ahorra o acumula para poder crecer a un nivel más alto en el siguiente ciclo.
El Gobierno recauda los impuestos de las Familias y de las Empresas y los
ingresos fiscales de su actividad, sostiene un grupo social de personas incapacitadas
para trabajar, jubiladas y las fuerzas del aparato gubernamental, incluyendo el
orden, la impartición de justicia, la defensa de la nación y las demás
actividades sociales imprescindibles a la vida civilizada, al fomento de la
educación y la cultura sociales y del saldo de ingresos y gastos del
Presupuesto obtiene un Saldo que también puede ser positivo o negativo y que
denominamos el Ahorro del Gobierno. Cuando el Gobierno no puede cubrir sus
gastos acude a un préstamo. Puede vender bonos pagaderos a un plazo, puede
emitir dinero sin respaldo (inflación), puede pedir un empréstito a otros
gobiernos, y otras soluciones. Las implicaciones de esas soluciones para la
salud económica del país son similares a la de una Familia o una Empresa. Pero
el Gobierno tiene un poder invisible al emitir más dinero, El monto adicional
emitido, sin respaldo, está rebajando en esa misma proporción el valor de la
unidad monetaria. Equivale a un impuesto invisible y obligatorio a los
ciudadanos. * Finalmente, el Resto del Mundo nos vende las Importaciones para
todo proceso social y nos compra las Exportaciones. El saldo es el Balance
Comercial. A ese Balance Comercial se le añaden las Transferencias de Capital,
las remesas internacionales y otros gastos financieros de las relaciones
internacionales y produce un resultado final, un saldo de Ahorro del resto del
Mundo, que es contrario al del país.
Si resumimos ese esquema de equilibrio global dinámico, se tiene que la
suma del Ahorro de las Familias, de las Empresas y del Gobierno constituye el
Ahorro Nacional, cuyo fin financiero es pagar por el crecimiento. El
crecimiento es el elemento dinámico que permite que el siguiente ciclo, crecido
y aumentado, también esté equilibrado. En nuestro país, ese Ahorro Nacional hace
más de 40 años es negativo, el Gobierno sistemáticamente gasta más de lo que
recauda. Ese déficit acumulado es financiado por el Resto del Mundo, y partiendo
de que también hace décadas que cada año el país importa más de lo que exporta,
el endeudamiento es por miles de billones de dólares (esos montos son enormes y
se suman al incesante aumento de las
remesas y otros gastos financieros internacionales.
La salud del Sistema está resentida ya que el problema se retroalimenta
con la exportación de la producción a otros países que hace perder todo el
ciclo productivo, disminuye los ingresos de las familias, la demanda interna y
compromete más aún al Presupuesto al tener que otorgar crecientes subsidios a
las Familias carentes de un empleo.
El sistemático declive de la salud económica de la nación no puede ser
infinito. En los últimos ocho años la deuda del país se la elevado de unos 5
Trillones a 20 Trillones, acompañado de la disminución sistemática del poder de
la moneda, del endeudamiento gubernamental por gastos excesivos a la capacidad.
Se puede argumentar cualquier cosa respecto a la necesidad de gastar en esto o
aquello, pero no se puede aceptar que inercialmente marchemos a una bancarrota
nacional, a una debacle económica sin proporciones comparables dada la enorme
magnitud de nuestra nación.
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* Muchos
profesionales increíblemente minimizan ese problema, o lo ignoran totalmente. En 1944, por
el Tratado de Breton Woods, las naciones que crearon el Fondo Monetario
Internacional para poner orden al caos, definieron que el valor de un dólar
americano era de 34 Onzas Troy de Oro. Hoy la Onza de Oro Troy vale hoy alrededor
de $1200 así cada dólar es equivalente a solamente 2.8 centavos del dólar de 1944. Eso obliga a la constante subida de los
precios de todos los factores, para que el gobierno pueda financiar su
desequilibrio.
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